Una vez que el gobierno se ha endeudo enfrenta, de entrada, tres opciones. 1) declarar la moratoria: debo no niego, pago no tengo; 2) renegociar la deuda: lograr mayor plazo y/o menor tasa y/o quita de principal; 3) contratar deuda nueva para pagar deuda vieja, lo cual por lo general se logra una vez renegociada la deuda vieja.
Con ninguna de las tres opciones se reduce la deuda, solo se administra. Para reducirla el gobierno tiene cuatro opciones: 1) aumentar impuestos y, con lo recaudado de más, liquidar pasivos; 2) reducir ciertos gastos y, con lo gastado de menos, liquidar pasivos; 3) aumentar impuestos y reducir ciertos gastos y, con lo recaudado de más, y con lo gastado de menos, liquidar pasivos; 4) vender activos y, con lo conseguido, liquidar pasivos.
En los tres primeros casos son los contribuyentes quienes, obligados, pagan una deuda que no contrajeron, ya sea pagando más impuestos y recibiendo a cambio lo mismo; ya sea pagando los mismos impuestos y recibiendo a cambio menos; ya sea pagando más impuestos y recibiendo a cambio menos. En el cuarto caso son los compradores quienes, voluntariamente, pagan la deuda del gobierno.
Lo anterior viene a cuento porque hace unos días la SHCP informó que “el Gobierno Federal realizó una permuta cruzada de valores gubernamentales con el fin de mejorar el perfil de vencimiento de la deuda en moneda local”, por lo que “se anuló deuda de Bonos M y Udibonos por 80,492 mdp con vencimientos en 2020 y 2021 y se sustituyó por deuda con vencimientos entre 2022 y 2050, sin incurrir en endeudamiento adicional”, todo “enmarcado dentro de lo planteado en Plan Anual de Financiamiento 2020”. Se renegoció parte de la deuda, logrando mayores plazos, lo cual reduce las presiones sobre las finanzas públicas. Mientras tanto la deuda sigue aumentando.
En noviembre de 2018, al inicio de la 4T, la deuda neta total del sector público federal sumó, 10,731,736.8 millones de pesos. En abril pasado, último mes para el que tenemos información, la misma alcanzó los 12,361,453.3 millones, 1,629,716.5 millones más, aumento del 15.2 por ciento. En este sentido la 4T, pese a la aversión de AMLO al endeudamiento, no es distinta a los gobiernos anteriores, que terminaron sus sexenios con una deuda, por lo menos en términos absolutos, y en comparación con la que iniciaron, mayor.
El principal problema con la deuda pública es el riesgo moral que enfrentan los gobernantes al saber que pueden obligar a los contribuyentes a entregar parte del producto de su trabajo para que el gobierno pague lo que debe, riesgo moral que surge cuando un agente no se hace responsable por las consecuencias de sus actos, lo cual motiva conductas irresponsables. Ejemplo: yo (gobierno) contraigo deuda y obligo a otro (contribuyente) a pagar.