Hoy, 25 de junio, es en México el Día de la Libertad Fiscal (que debería llamarse Día de la Libertad Tributaria), según el estudio realizado por Adolfo Gutiérrez y José Torra, y publicado por Caminos de la Libertad, en el cual miden cuántos días al año trabajamos para el gobierno y cuántos para nosotros mismos. Miden la dimensión de la expoliación tributaria en nuestro país. No exagero o dramatizo al hablar de expoliación (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/reforma-fiscal-1-5-581030).
Dicen los autores: “Como sea, para llevar a cabo sus actividades, el gobierno extrae recursos de los ciudadanos; mientras más actividades realice, mientras más obeso sea, más recursos de los ciudadanos requerirá. Estos recursos los obtendrá por la fuerza (no importa si estamos de acuerdo o no con lo que hace) por medio de impuestos, endeudamiento o inflación. Lo anterior quiere decir que el gobierno es dueño de una parte de nuestro trabajo, o que trabajamos en exclusiva para él durante cierto tiempo productivo. Visto de esta manera, somos en parte esclavos del gobierno”. Y no, los autores no dramatizan o exageran al usar la palabra esclavos.
Continúan Gutiérrez y Torra: “En 2024, el gobierno federal confiscará 4,942,030.3 millones de pesos que equivalen el 48.61 por ciento del ingreso de las familias mexicanas que pagan los impuestos. En otras palabras, tendremos que trabajar 177 días del año únicamente para mantener al gobierno; un gobierno que quiere hacer todo lo que no debería hacer y ha dejado de hacer, en gran medida, lo que debiera hacer todo gobierno. Así pues, los mexicanos podremos comenzar a ser dueños del fruto de nuestro trabajo a partir del 25 de junio: que es, de manera agregada, nuestro Día de Libertad Fiscal”.
Un gobierno “que quiere hacer todo lo que no debería hacer”, desde satisfacer necesidades básicas (socialismo), hasta defender intereses pecuniarios (mercantilismo), y “que ha dejado de hacer, en gran medida, lo que debiera hacer todo gobierno”, garantizar el respeto a los derechos, que verdaderamente lo sean (y no se confundan con necesidades y/o intereses, algo muy distinto), de las personas (prohibir y prevenir la violación de derechos y, de fallar, castigar y obligar a resarcir al violador, todo lo cual lo podemos sintetizar en impartir justicia), lo cual agrava el cobro de impuestos (nos obligan a pagarlos para financiar tareas que legítimamente no le corresponden al gobierno).
Apuntan los autores: “En ediciones anteriores, nuestro estudio incluía un ejercicio técnico que tenía como meta esbozar un índice (DLF) que permitiera dimensionar qué tanto las personas son dueñas de su propio trabajo, de acuerdo con su capacidad para generar ingresos. Lamentablemente, desde 2022, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público descontinuó el reporte “Distribución del pago de impuestos y recepción del gasto público por deciles de hogares y personas” en el cual nos mostraban cómo impactaba cada impuesto a los diferentes niveles de ingreso de nuestro país, mismo estudio que por muchos años desmentía las mentiras alrededor de los impuestos: en el último año que se publicó la población más pobre pagaba 34.35% de su ingreso en impuestos a pesar de no pagar ISR y los más ricos sí son quienes más pagan impuestos, 53.71%”.