Arturo Damm Arnal

De la inversión

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
Por:

La inversión fija bruta (IFB) es la que se realiza en instalaciones, maquinaria y equipo, y es parte esencial de la inversión directa (ID), que se destina a producir bienes y servicios, con los que satisfacemos nuestras necesidades, producción con la que se mide el crecimiento de la economía; a crear empleos, puesto que para producir alguien debe trabajar; a generar ingresos, ya que a quien trabaja se le paga, empleos e ingresos que son condiciones para el bienestar, sobre todo si ha de depender, no de la redistribución gubernamental el ingreso, sino de la generación personal del mismo, que, dicho sea de paso, es lo que va con la dignidad de la persona: vivir gracias al trabajo propio, siendo independiente, no gracias al trabajo de los demás, siendo dependiente.

La producción, empleo, ingreso y bienestar depende de la ID y, por lo tanto, de la IFB, que proporciona infraestructura física: instalaciones, maquinaria y equipo, para producir bienes y servicios, crear empleos, generar ingresos, lograr bienestar. No debe minimizarse la importancia de la IFB.

En términos anuales, comparando cada mes con igual mes del año previo, en julio la IFB creció 29.5 por ciento. Un mes antes, junio, creció 28.8. Un año antes, julio de 2022, creció 5.3. El crecimiento promedio mensual de la IFB entre enero y julio fue 20.06 por ciento. Un año antes, entre enero y julio de 2022, fue 7.30. Este fue el aumento de la IFB entre enero y julio: enero, 13.4; febrero, 16.5; marzo, 14.5; abril, 15.0; mayo, 22.7; junio, 28.8; julio, 29.5. Sumamos cuatro meses consecutivos con un alza cada vez mayor de la IFB. Bueno.

En términos mensuales, comparando cada mes con el mes previo, en julio la IFB creció 0.5 por ciento. Un mes antes, junio, creció 3.3. Un año antes, julio de 2022, bajó 0.1. El crecimiento promedio mensual de la IFB entre enero y julio fue 2.41 por ciento. Un año antes, entre enero y julio de 2022, fue 0.49. Este fue el crecimiento mensual de la IFB entre enero y julio: enero, 2.2; febrero, 2.5; marzo, 1.3; abril, 1.7; mayo, 5.4; junio, 3.3; julio, 0.5. Sumamos dos meses consecutivos con un aumento cada vez menor de la IFB. Malo.

Buenos resultados (29.5), por arriba del promedio de los seis meses previos (18.48), en términos anuales, de la IFB en julio. Malos en términos mensuales (0.3), por debajo del promedio de los seis previos (2.73). Este resultado, ¿fue un bache en el camino o el inicio de un cambio de tendencia hacia una menor tasa de crecimiento de la IFB, con sus repercusiones en producción, empleo, ingreso y bienestar?

La pregunta inevitable es, ¿cuánto más se invertiría directamente en México si la confianza de los empresarios para hacerlo fuera mayor de la que es? Según el indicador de confianza empresarial, del INEGI, en escala de cero (total desconfianza) a cien (confianza total), la confianza de los empresarios para invertir directamente en México, en julio, fue de 44.6 puntos, ubicándose en zona de desconfianza, por debajo de los 50. ¿Cuánto más se invertiría directamente en México si la confianza de los empresarios fuera mayor? Esta es la pregunta.

De la IFB depende la ID, y de la ID depende la producción, el empleo, el ingreso y el bienestar, mismo que es el fin de la economía.