Arturo Damm Arnal

Itinerario del progreso económico (8/10)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Arturo Damm Arnal 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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El progreso económico consiste en la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa) y mejores (dimensión cualitativa), bienes y servicios, para un mayor número de gente (dimensión social), condición del bienestar de las personas, que depende, no exclusivamente, pero sí insustituiblemente, de los bienes y servicios a su disposición, para satisfacer sus necesidades (hay otros bienes y servicios, que no pueden comprarse en el mercado, que determinan el bienestar, desde la calidad del aire hasta la calidad del pavimentado de las calles, y un largo etcétera).

Si el progreso económico consiste en la capacidad para producir más y mejores bienes y servicios, para un mayor número de gente, y si lo que necesitamos es mayor progreso económico, sobre todo en su dimensión social, debemos preguntarnos de qué y de quién depende esa capacidad. ¿De qué? De las inversiones directas. ¿De quién? De los empresarios, de quienes dependen las inversiones directas. Centro la atención en las inversiones directas (el qué), y en el próximo Pesos y Contrapesos, la centraré en los empresarios (el quién).

Las inversiones directas son las que producen bienes y servicios, crean empleos (para producir alguien debe trabajar), y generan ingresos (a quien trabaja se le paga), empleos e ingresos de los que depende el bienestar de la gente, determinado por la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual se requiere ingreso, para lo cual se requiere empleo.

Cuánto se invierte directamente en un país (y en cualquier país debe invertirse lo más posible), depende de la competitividad de ese país, de su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, competitividad que depende, no de manera exclusiva, pero sí importante, del Estado de derecho, del respeto a los derechos de los empresarios a la libertad para emprender y a la propiedad sobre los medios de producción para poder hacerlo.

Cómo se invierte directamente en un país (y en cualquier país debe invertirse de tal manera que lo producido se ofrezca el menor precio posible), depende de qué tanta competencia enfrenten los productores y oferentes, competencia que debe ser la mayor posible, (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/itinerario-progreso-economico-3-10-459013), única manera de lograr, en beneficio de los consumidores, la trilogía de la competitividad: menores precios y/o mayor calidad y/o mejor servicio.

¿De qué depende el progreso económico? De las inversiones directas. ¿De quién depende? De los empresarios, quienes realizan las inversiones directas, pero no consistiendo en ello la esencia de la empresarialidad. Entonces, ¿en qué consiste?

Continuará.