Lógica ilógica

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal Foto: larazondemexico

La meta de inflación, establecida por el Banco de México, es del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que la mínima aceptable es dos y la máxima cuatro.

La herramienta de la autoridad monetaria para mantener la inflación dentro del intervalo del dos al cuatro por ciento es la Tasa de Interés Interbancaria, TII, que es la tasa a la que el Banco de México presta dinero a los bancos comerciales, que influye a su vez en las tasas a las cuales los estos ofrecen crédito: si aumenta la primera se espera que aumenten las segundas, y viceversa: si baja se espera que bajen.

Esta es la receta. Si aumenta la inflación, sobre todo si se ubica por arriba de la máxima aceptable (cuatro por ciento), debe aumentar la TII. Si baja, sobre todo si se ubica por debajo de la mínima aceptable (dos por ciento), la TII debe bajar.

Durante la primera quincena de junio la inflación se ubicó en 6.02 por ciento (4.00 en 2019 y 3.17 en 2020), 2.02 puntos porcentuales por arriba de la máxima aceptable, equivalentes al 50.5 por ciento, razón por la cual las autoridades monetarias decidieron aumentar la TII de 4.00 a 4.25 por ciento.

¿Cuál es la “lógica” (ya veremos por qué las comillas), detrás de tal medida?

Si aumenta la TII, todo lo demás constante, aumentarán las otras tasas de interés, lo cual, todo lo demás constante, hará más atractivo el ahorro, lo cual, todo lo demás constante, reducirá la demanda por bienes y servicios, lo cual, todo lo demás constante, reducirá las presiones alcistas sobre los precios, conteniendo así el repunte en la inflación, todo lo cual parece lógico.

Mucho es lo que puede decirse de esta “lógica” (comenzando por distinguir entre tasas pasivas y activas), pero por falta de espacio menciono solo lo siguiente.

Si aumenta la tasa de interés algunos, más que antes, estarán dispuestos a gastar menos, a demandar menos bienes y servicios, para prestar su dinero aprovechando el alza en las tasas, y otros, menos que antes, estarán dispuestos a pedir dinero prestado para gastar más, para demandar más bienes y servicios: lo que los primeros dejan de gastar lo gastan los segundos, dándose una recomposición de la demanda agregada, pero no una disminución, por lo que, todo lo demás constante, la contención del repunte inflacionario resulta ineficaz.

La pregunta pertinente es, ¿por qué repuntó la inflación?, debiendo tener presente que la inflación o la permite o la ocasiona la autoridad monetaria, de tal manera que, cuando repunta y la autoridad monetaria aumenta la TII para intentar contener el repunte pretende actuar sobre un efecto que, o permitió, u ocasionó. Actúa sobre el efecto, no sobre la causa, por lo cual el efecto no se elimina, consecuencia de esta lógica ilógica.

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

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