De mal en peor

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En el anterior Pesos y Contrapesos analicé el crecimiento de la economía en el primer semestre. Considerando el Indicador Global de la Actividad Económica, IGAE, éste fue el crecimiento mensual: enero, 0.4 por ciento; febrero, 0.0; marzo, 0.4; abril, 1.1; mayo, menos 0.2; junio, menos 0.3. Sumamos dos meses con decrecimiento cada vez mayor: 0.2 en mayo y 0.3 en junio y, según el Indicador Oportuno de la Actividad Económica, IOAE, que es la estimación del comportamiento del IGAE, en julio la producción decreció 0.1, con lo cual sumaríamos tres meses de crecimiento negativo.

El crecimiento se mide por la producción de bienes y servicios, que depende de las inversiones directas, que producen bienes y servicios (con los que satisfacemos las necesidades), crean empleos (para producir alguien debe trabajar), y generan ingresos (a quien trabaja se le paga), empleos e ingresos de los que depende en buena medida el bienestar. Hay una clara relación entre crecimiento (producción de satisfactores) y bienestar (consumo de satisfactores).

Las inversiones directas dependen de la confianza de los empresarios, que depende de la competitividad del país, de su capacidad para atraer (que los empresarios decidan invertir directamente en el país), retener (que los capitales invertidos de manera directa en el país se queden invertidos directamente en el país), y multiplicar (que las utilidades generadas por los capitales invertidos directamente en el país se reinviertan de manera directa en el país), inversiones directas, de las que dependen producción, empleo, ingreso y bienestar.

¿Cómo anda la confianza de los empresarios para invertir directamente en México?

Según el Indicador de Confianza Empresarial del INEGI, que mide la confianza de los empresarios de la manufactura, el comercio, la construcción y los servicios no financieros, en agosto, en escala de cero a cien, la confianza de los empresarios para invertir directamente en México se ubicó en 30.4 unidades, más cerca del cero, total desconfianza, que del

cien, confianza total.

Con el resultado de agosto se sumaron tres meses con confianza cada vez menor: en mayo 36.5 puntos, el mejor resultado en lo que va del año; en junio 35.1; en julio 33.5; en agosto 30.4, el peor logro en lo transcurrido de 2022.

Entre mayo y agosto el Indicador de Confianza Empresarial para invertir directamente en México pasó de 36.5 a 30.4 puntos, acercándose cada vez más a cero, total desconfianza, por lo cual podemos esperar que en junio, julio y agosto, meses para los que todavía no tenemos información, se agravaron los malos resultados que, en términos mensuales, se dieron en materia de inversión directa en abril y mayo: en marzo (con la confianza en 34.9 puntos) la inversión directa, medida por el comportamiento de la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo, creció 3.2 por ciento; en abril (con la confianza en 36.0 unidades) creció 1.9; en mayo

(con la confianza en 36.5 unidades) decreció 1.2.

La confianza empresarial va de mal en peor. Y así irá la inversión directa, que depende de la confianza. Y así irá el crecimiento, que depende de la inversión. Y así irá el bienestar, que depende del crecimiento, bienestar que es el fin de la economía, bienestar que en México deja mucho que desear.

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