Arturo Damm Arnal

¿Nuevo milagro económico? (1/2)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Hay quienes consideran, cito a uno de ellos, que “ese grupo de la 4T sí ha transformado al país positivamente en muchos aspectos clave (y) que han logrado un nuevo milagro económico mexicano: Todos los principales indicadores macroeconómicos son fenomenales, cosa que ningún gobierno de los últimos 40 años había logrado…”.

Hay resultados, como el caso del tipo de cambio peso-dólar, que suma 40 meses de apreciación (pasó del máximo histórico, 25.12 pesos, 24 de marzo de 2020, al mínimo anual de 2023, 28 de julio, en 16.69 pesos), lo cual, ya que conviene que los precios sean los menores posibles, es bueno; o el caso del desempleo que, después de haber sido 5.5%, en plena recesión, junio de 2020, fue 2.4% en marzo, el mínimo histórico, para repuntar a 2.7% en junio; o el caso de las remesas, que en mayo alcanzaron 5,693.09 millones de dólares, el máximo histórico mensual, y 5,571.55 en junio.

Hay buenos resultados, pero la pregunta es si el comportamiento del tipo de cambio, la evolución del desempleo, el envío de remesas, y otras variables que podemos considerar, nos dan una buena idea del estado general de la economía. ¿Lo hacen?

Considero que para responder la pregunta ¿cómo va la economía? hay que hacerlo en función de su dinamismo y estabilidad, dinamismo relacionado con su crecimiento, medido por el comportamiento de la producción de bienes y servicios, del Producto Interno Bruto, estabilidad relacionada con el comportamiento de los precios, medido por la evolución de la inflación, del Índice Nacional de Precios al Consumidor.

La producción de bienes y servicios, con la que se mide el crecimiento, relacionado con el dinamismo de la economía, depende de las inversiones directas, que se destinan a producirlos, que crean empleos (para producir alguien debe trabajar), que generan ingresos (a quien trabaja se le paga), empleos e ingresos de los que depende el bienestar, sobre todo si ha de ser resultado de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo, bienestar que depende, en buena medida, de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que se dispone, lo cual depende del poder adquisitivo del dinero, y por lo tanto del trabajo, relacionado con la estabilidad de la economía.

Hay quienes hablan de un nuevo milagro económico, lo cual me remite al viejo, el del Desarrollo Estabilizador, de 1959 a 1970, durante el cual el crecimiento promedio anual de la economía fue 6.3% y la inflación, también promedio anual, fue 2.5%, cumpliéndose una de las condiciones del buen desempeño económico: que el crecimiento sea mayor que la inflación.

¿Cuál podrá ser el resultado, en materia de crecimiento e inflación, de este sexenio? Dando por buenas las expectativas para 2023 y 2024, de los economistas del sector privado, encuestados en julio por el Banco de México, en promedio anual, en este sexenio, el crecimiento será 0.72% y la inflación 3.66%, debiendo tomar en cuenta, cosa que haré en la próxima entrega, los años atípicos de 2020, por la recesión, y 2021, por el efecto rebote.

Los dos indicadores macroeconómicos por excelencia, por todo lo que depende de cada uno, son crecimiento e inflación, y ambos distan de ser fenomenales, si bien es cierto que, por ahora, los dos apuntan en la dirección correcta: mayor crecimiento y menor inflación.

Continuará.