Primer paso

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal
Arturo Damm Arnal Foto: La Razón de México

No faltan quienes aseguran que el tema de la legalización de la marihuana, no tan importante como otros, es una cortina de humo para desviar la atención de esos otros, los verdaderamente importantes. No lo es. Al contrario.

Si se legalizara, desde la producción hasta el consumo de cualquier droga, se limitaría a los narcotraficantes a ser eso: traficantes de narcóticos, productores, oferentes y vendedores de drogas, eliminándose la parte criminal que hoy acompaña al narcotráfico: extorsiones, secuestros, torturas, asesinatos, consecuencias de que los narcotraficantes, dada la prohibición, que abarca desde producción hasta consumo, no pueden competir en la legalidad, debiendo guerrear en la ilegalidad.

¿Cuándo oímos hablar del alcoholtraficante o del tabacotraficante, con el mismo significado que tiene el término narcotraficante, el de delincuente?

¿Cuándo oímos hablar de la guerra entre el cártel X y el Y de alcoholtraficantes, o de la guerra entre los cárteles X y Y de tabacotraficantes?

Y no pasemos por alto que tanto el alcohol como el tabaco son sustancias que crean vicio, cuyo principal inconveniente no es el daño a la salud y la amenaza a la vida del vicioso, sino un inconveniente de tipo ético: hay algo (una droga), que domina a alguien (una persona), cuando lo que va con la dignidad del ser humano es lo contrario: que sea la persona (el alguien), quien domine a la droga (el algo).

¿Cuál es la diferencia entre los alcoholtraficantes y tabacotraficantes, por un lado, y los narcotraficantes, por el otro? Que todo lo relacionado con la producción, oferta y venta, por un lado, y con la demanda, compra y consumo, por el otro, de bebidas alcohólicas y tabacos está legalizado, lo que no sucede con todo lo que va desde la producción hasta el consumo de otras drogas, por lo que los alcoholtraficantes y tabacotraficantes compiten en la legalidad mientras que los narcotraficantes se hacen la guerra en la ilegalidad.

Si se prohibiera la producción y consumo de bebidas alcohólicas y tabacos, ¿cuánto tardarían en surgir, con el significado delictivo que hoy tiene la palabra narcotraficante, los alcoholtraficantes y tabacotraficantes?

¿Qué es lo que convirtió a los narcotraficantes (productores, ofertes y vendedores de drogas), en delincuentes (extorsionadores, secuestradores, torturadores, asesinos)? No la producción, oferta y venta de narcóticos, sino su prohibición. ¿Cómo se elimina la faceta delictiva del narcotráfico? Eliminando su causa, la prohibición. Legalizando desde la producción hasta el consumo.

La legalización, todavía muy limitada, de la marihuana, es un primer paso, de los muchos de que deben darse, para eliminar la causa de la faceta delictiva del narcotráfico, que tanto daño ha hecho.

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