Arturo Damm Arnal

¿Cómo revertir la tendencia? (5/5)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En esta serie de cinco Pesos y Contrapesos respondí la pregunta cómo revertir la tendencia, observada, estimada y pronosticada, hacia un menor crecimiento de la economía.

¿Cómo se mide el crecimiento de la economía? Por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final. ¿De qué depende la producción de satisfactores? De las inversiones directas, que son las que se destinan a la producción de bienes y servicios, y que crean empleos y generan ingresos, condiciones insustituibles del bienestar. ¿De qué dependen las inversiones directas? De la confianza de los empresarios para invertir directamente. ¿De qué depende la confianza empresarial? De la competitividad del país definida como su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas. Atraer: que los empresarios, nacionales y extranjeros, decidan invertir directamente en el país. Retener: que los capitales ya invertidos directamente en el país se queden invertidos directamente en el país. Multiplicar: que las utilidades generadas por los capitales invertidos directamente en el país se reinviertan directamente en el país. ¿De qué depende la competitividad de un país? De un conjunto de factores que van, desde la infraestructura de comunicaciones y transportes hasta el cobro de impuestos y, muy importante, porque en él se sintetiza una buena parte de esos factores, del Estado de Derecho, que es el gobierno de las leyes justas, siendo tales las que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos, de las personas, en general, y de los agentes económicos, desde productores hasta consumidores, en particular, por lo que en realidad es Estado de Justicia (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/derecho-1-2-549600).

Supongamos que después de haber crecido 3.95% (observado) y 3.37% (estimación) en 2022 y 2023, promedio 3.66%, en 2024 y 2025, tomando como referencia los resultados de la última encuesta del Banco de México a los economistas del sector privado, la economía crece 2.34% y 2.05%, promedio 2.20%. ¿Qué tan grave sería?

Una manera de responder es comparando ese posible resultado con lo que es normal, en materia de crecimiento, para la economía mexicana, que para tales efectos puede dividirse en dos etapas. La primera, de crecimiento elevado, de 1934 a 1981, con un crecimiento promedio anual del 6.17%. La segunda, de 1982 a 2022, de crecimiento bajo, con un crecimiento promedio anual del 2.10%. El promedio que podría registrarse para 2024 y 2025, del 2.20%, estaría ligeramente por arriba del promedio de la etapa del crecimiento bajo, 2.10%, lo cual implicaría que, después de un sexenio atípico en materia de crecimiento, primero por la recesión de 2019 y 2020, consecuencia de la 4T y del Covid, y luego por el rebote de 2021 y 2022, consecuencia de la recesión, las cosas, en materia de crecimiento estarían volviendo a la normalidad, normalidad que, en materia tan importante, es mediocre, mediocridad que se espera se mantendrá en los próximos diez años, entre 2025 y 2035.

A la pregunta por el crecimiento promedio anual de la economía en los próximos diez años, la respuesta de los economistas encuestados por el Banco de México fue: 2.32%.