Arturo Vieyra

2022 el año que se va

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El 2022 fue un año de grandes complicaciones económicas y geopolíticas en el ámbito internacional. La guerra entre Rusia y Ucrania acentuó los efectos negativos sobre la economía global, llevando los niveles de inflación en todos los países del orbe a niveles no vistos en más de cuatro décadas y aumentando las probabilidades de una recesión global, de cuyo principio ya se tiene evidencia desde finales del 2022.

El rompimiento de las cadenas globales de suministro, el incremento desmesurado en los costos de fletes, la escasez de insumos electrónicos, así como el aumento desproporcionado de los precios internacionales del petróleo y alimentos fueron los principales factores que impulsaron la inflación, generando un nerviosismo significativo en mercados y analistas cuyas perspectivas para el año que comienza son negativas.

México sufrió con creces esta dinámica de la economía mundial. Después de una pérdida de gran magnitud por la crisis por pandemia, la economía mexicana mostró en este año fortaleza, sobre todo por el lado del sector manufacturero apoyado por la recuperación de Estados Unidos. También la recuperación continuó en gran parte del sector servicios, lo que abonó a que la producción nacional avanzara a tasas de crecimiento de 4.7% en 2021 y se estima un incremento de 3% durante 2022. No obstante, ante la falta de un mayor estímulo al crecimiento, el PIB apenas pudo alcanzar los niveles previos a la crisis en el 3T’22. Además, la recuperación ha sido bastante asimétrica y muestra rezagos de consideración en algunos sectores como la construcción y la minería.

En materia de inflación, los resultados en México fueron negativos. en agosto y septiembre del 2022 la inflación anual alcanzó su pico con una tasa de 8.70% anual, no vista desde finales del año 2000. Si bien las presiones en precios se originaron casi por completo en el exterior, actual-

mente se ha experimentado un proceso de contaminación de precios hacia una amplia gama de productos y servicios. Con ello, aumenta la complejidad del problema de la inflación, generando afectaciones en ámbitos muy importantes de la economía, como son principalmente un deterioro en la distribución del ingreso y la pérdida del poder adquisitivo en todos los sectores de la población.

En México, la inflación es el problema de mayor preocupación al tener efectos muy negativos sobre el bienestar de la población, en especial la de menores ingresos. Sin embargo, la perspectiva es marginalmente optimista pues se espera que se reduzca hasta 5.0% para finales del año próximo.

No obstante, reducir la inflación tendrá un costo elevado en términos de crecimiento. El Banco de México ha puesto en marcha una política monetaria restrictiva con un ciclo de alzas en la tasa de interés de referencia, acumulando 6.5 puntos porcentuales en sólo 18 meses. Esta política promoverá en paralelo con la desaceleración productiva de Estados Unidos un freno a la actividad económica en 2023.

Fue bajo esta dinámica el 2022 un año con resultados mixtos: recuperación productiva con alta inflación. La perspectiva no luce optimista, habrá que pagar el costo de bajar la inflación y, la mayor preocupación empezar a resarcir los daños estructurales generados por la crisis en medio de una nueva desaceleración.