Después de la profunda caída de la economía mexicana en el segundo trimestre de este año, se viene registrando a partir del tercer trimestre una recuperación que a la fecha da muestras de un proceso dispar entre los distintos componentes de la demanda.
Por un lado, la demanda interna, tanto el consumo como la inversión, dan cuenta de una moderada, y más bien lenta reactivación, mientras que, en otro extremo, la demanda externa recupera rápidamente su dinamismo que, incluso, como lo señala la estadística de las exportaciones no petroleras, ha recuperado en septiembre los niveles registrados hace un año. Es en este sentido, la demanda externa funge como el motor principal de la recuperación de la economía mexicana.
La razón de este poderoso impulso a la economía mexicana se encuentra en el sostenido proceso de reactivación mostrado por la economía de Estados Unidos. Es bien sabido el estrecho vínculo que nuestra economía tiene con la del vecino del norte, además de las ventajas que ofrece el T-MEC para nuestras exportaciones, existen varios elementos que confluyen positivamente para el logro de una simultánea reactivación entre ambas naciones.
A pesar del fuerte impacto que la pandemia tiene sobre la economía y sociedad de Estados Unidos (es el país con más contagios a nivel mundial con casi 11 millones de casos), la recuperación económica ha sido sólida. Basta revisar algunos datos relevantes. El principal, PIB después de haberse contraído a una tasa trimestral anualizada de 38% en el segundo trimestre de este año, para el tercer trimestre registró una rápida recuperación con un incremento de 38%. En el empleo, después de que en abril casi 21 millones de personas perdieron su empleo, para octubre esa pérdida se ha reducido a menos de la mitad con casi 9 millones de puestos de trabajo perdidos. Asimismo, indicadores de la actividad manufacturera y de servicios manifiestan estar en zona de crecimiento productivo.
Este mejor desempeño de la actividad productiva en Estados Unidos tiene un claro reflejo en la economía mexicana en dos frentes fundamentales. En primer lugar, se traduce en un sostenido incremento de exportaciones que, para septiembre, ya se recuperan el nivel de envíos con un moderado avance anual. Cabe notar que, los exportadores mexicanos han sabido aprovechar la disputa comercial entre EU y China, por lo que ya se ha recuperado la pérdida de mercado derivada de la crisis económica.
En segundo lugar, el fuerte impulso fiscal en Estados Unidos que promueve una reactivación en “V” ha implicado vía la asistencia social y la reactivación del empleo que las remesas familiares avancen a un ritmo sin precedentes que para este año alcanzarán casi 40 mil millones de dólares, lo que ha venido dando un impulso significativo al consumo.
A estos dos impulsos a la economía mexicana debemos agregar el hecho de que la Inversión Extranjera Directa proveniente de Estados Unidos alcanzó casi 12 mil millones de dólares en los últimos doce meses (contabilizados hasta junio de este año). No obstante, los riesgos de una parálisis en la economía más poderosa del planeta todavía son mayores por la expansión de la pandemia.