Hay una expectativa clara entre los analistas de que la economía mexicana continuará creciendo este año a una tasa cercana al 2%. A pesar del conflicto bélico en Europa y de la complicada situación de la inflación mundial, persiste la expectativa de avance productivo en la economía de Estados Unidos que impulsará nuestras exportaciones y de los factores internos que promoverán el consumo local.
Uno de los elementos principales para consolidar la reactivación del consumo y el crecimiento de toda la economía en general es la generación de empleos. Los resultados al primer mes del año han sido positivos, pero también hubo efectos negativos que valen la pena mencionar a la luz de las dos fuentes oficiales de información laboral.
Si tomamos la estadística de registros administrativos del IMSS, se reporta en enero una creación de 940.7 mil empleos respecto a enero del año pasado. Si a esto añadimos que el salario promedio de cotización al instituto de seguridad social se incrementó en términos reales 1.7%, dan en conjunto un resultado positivo que apuntala también un desempeño favorable para el consumo al comienzo del año.
Desafortunadamente algunos indicadores de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de enero reportan un saldo mixto para el mercado laboral. Por el lado positivo, la ENOE confirma la mayor creación de empleos formales (25.1 millones versus 24.8 en diciembre y 23.0 en enero del año pasado), lo que a su vez promovió una nueva reducción de la tasa de subocupación hasta niveles de marzo del 2020 (9.1% del personal ocupado).
Por la parte negativa está un fuerte golpe al mercado laboral informal. En este sentido, aunque a primera vista podría parecer positiva la disminución de la tasa de informalidad hasta 54.9% del personal ocupado desde 56.5% un mes antes, en realidad es un mal dato. Esta reducción obedece principalmente a una fuerte pérdida de más de dos millones de empleos informales respecto a diciembre (pasaron de 32.2 millones a 30.5 en enero).
Sin embargo, esta pérdida no se reflejó en la tasa de desempleo que sólo tuvo un incremento marginal para ubicarse en 3.7% de la Población Económicamente Activa (PEA). Este indicador no contabiliza dos millones de trabajadores que perdieron sus empleos informales y dejaron de buscar empleo en enero pasando a formar parte de la Población No Económicamente Activa (PNEA) y, por tanto, no se consideran como desempleados. Este hecho también se corrobora con el indicador de los trabajadores Ausentes Temporales que justamente se incrementaron en dos millones de trabajadores.
Dos elementos destacan de la reciente revisión de la ENOE. El primero es que muy probablemente por el impacto de la pandemia de Covid los trabajadores del sector informal salieron del mercado laboral; y segundo, el indicador de la tasa de desempleo pierde relevancia ante estas circunstancias sui géneris en el mercado laboral.
Sin menoscabo de la ganancia en empleos formales en enero que, en parte es producto de los esfuerzos por mejorar las condiciones de trabajo con la nueva ley de subcontratación, los resultados en el sector informal que, sobra decir es el segmento más desprotegido de la fuerza laboral, fueron impactados negativamente por la última ola de contagios. Es claro que deben continuar los esfuerzos por abatir la informalidad que cubre más de la mitad de la fuerza laboral.