Dos bloques de información que publica mensualmente el Inegi sobre la confianza que existe sobre el ambiente económico, tanto para consumidores como para los empresarios, dan resultados desalentadores para el primer mes del año. Se trata de los índices de confianza del consumidor y del productor que para enero pasado mostraron retrocesos importantes respecto a diciembre. Debe anotarse que, si bien no modifican la tendencia creciente expresada durante los últimos meses, particularmente el de los productores, la caída de enero sí es motivo de preocupación si se evalúa a la luz de la problemática económica actual.
Además del desempeño negativo en ambos índices generales —productor y consumidor— cuando se analizan por los componentes que conforman ambos indicadores, el resultado corrobora un creciente pesimismo. En ambos casos, tanto productores como consumidores, disminuyeron su nivel de confianza en torno a la situación económica actual y futura del país. En el mismo sentido, los consumidores, respecto a diciembre, tienen menos confianza sobre la situación económica presente y futura del hogar, al igual que los empresarios están más pesimistas sobre la situación actual y hacia adelante de sus empresas.
Un elemento también muy significativo es que los consumidores disminuyeron su confianza en torno a las posibilidades de comprar bienes de consumo duradero. Asimismo, y también muy relevante, es el hecho que los empresarios tuvieron también un sentimiento más negativo en enero para evaluar si es el momento más adecuado para invertir. A los movimientos de enero en ambos indicadores, añado que, como tendencia, en ambos bloques de consumidores y empresarios desde hace varios meses se fortalece el pesimismo en torno a la situación económica futura del país.
Son varios los hechos por los que considero se fortalece un sentimiento más negativo o menos positivo. Principalmente porque tuvimos un final de año de pobres resultados económicos que afectaron la percepción. Una inflación muy alta que impactó principalmente a los segmentos de la población de más bajos ingresos, el salario real —promovido por la inflación— no creció, la última ola de contagios Covid fue muy agresiva en su magnitud y desafortunadamente el número de decesos sigue en ascenso, la economía se desaceleró con dos trimestres de crecimiento negativo, a pesar de la recuperación en el empleo formal, la calidad de los puestos de trabajo no logró recuperarse, incluso la subocupación y el empleo en condiciones críticas sigue por arriba de los niveles precrisis, el encono político sigue en ascenso generando incertidumbre en la toma de decisiones para la inversión.
Como se aprecia, son varios y muy importantes los eventos que pudieron haber afectado negativamente el sentimiento de consumidores y productores en torno a la situación económica presente y futura. Fortalecer la confianza es un elemento vital para lograr una reactivación productiva con mayor vigor. En este sentido, es menester aclarar que, si bien los indicadores de confianza no son datos sobre el desempeño económico, si pueden traducirse en decisiones de consumo e inversión que promuevan malos resultados económicos.