Arturo Vieyra

Inflación y crecimiento: noticias buenas, pero no tanto

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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En esta semana el Inegi dio a conocer resultados de la inflación y de crecimiento de la economía que, si bien su lectura podría catalogarse como positiva, no es suficiente como para atenuar las preocupaciones actuales por las que atravesamos, a saber, un fuerte rebote de la inflación y un estancamiento productivo de varios meses.

Comenzando por la inflación, el avance del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) durante la primera quincena de enero de 7.13% respecto a la misma quincena del año pasado fue ligeramente menor a la de la segunda mitad de diciembre, 7.26%. Si bien podría ser favorable este ligero descenso en la inflación, el optimismo se matiza, e incluso desaparece, si consideramos que la baja en la tasa anual del INPC sólo obedece al menor ritmo de avance anual en los energéticos y algunos servicios.

Si analizamos el INPC por componentes notamos que la mayoría de sus agregados sigue creciendo en su tasa anual, en especial la inflación subyacente (75% del INPC), que mostró un incremento de 6.11% desde 6.0% en la quincena previa, lo cual es un indicativo de persistencia de las actuales presiones inflacionarias. Particularmente, son más evidentes en los precios de los alimentos y de los servicios distintos de vivienda y educación.

Los elementos que generan presiones sobre la inflación son el alto nivel de los precios internacionales de las materias primas alimenticias, la volatilidad del tipo de cambio, la paulatina recuperación del consumo privado y la mayor inflación externa, particularmente de Estados Unidos. No obstante, la perspectiva sigue siendo que la inflación continúe en descenso en los siguientes meses, pero los riesgos al alza siguen siendo muy altos.

En materia de crecimiento, se dio a conocer el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE, proxy mensual del PIB). Mostró un crecimiento mensual en noviembre después de tres caídas consecutivas. El incremento 0.3% respecto a octubre estuvo en línea con lo esperado por el consenso. El avance estuvo impulsado por la recuperación de los servicios y de la agricultura, en tanto que la industria registra una reducción mensual promovida principalmente por la falta de dinamismo en la construcción.

Si bien el dato es positivo, no anula la expectativa de una nueva caída trimestral de la producción en el último cuarto del año, con lo que se registraría una reducción de la producción nacional en toda la segunda mitad del año pasado.

Bajo estas consideraciones, la evaluación del dato reciente del IGAE es mixta, por un lado, hay evidencia de que la reactivación económica continúa de forma moderada (sólo 4 de los 14 sectores reportados en la estadística del IGAE registraron una caída en noviembre); empero, hay bastante asimetría en la recuperación con sectores con un rezago todavía importante.

La recuperación económica no logra remontar todavía los efectos de la crisis de 2020, si suponemos que el PIB del año pasado creció 5.1%, su nivel todavía quedará 3.7% abajo del que se tenía en 2019. Si la economía mexicana creciera en este año 3%, el nivel de la producción nacional todavía estará ligeramente debajo de los niveles precrisis.