Continuando con el tema de la pobreza, vale la pena tomar en cuenta que si bien el Inegi ha venido realizando a lo largo de los años una mejora continua de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), aumentando la calidad, cantidad y cobertura de la información que proporciona, todavía presenta ventanas de oportunidad que tienen que cubrirse en futuras ediciones. De lo contrario, la interpretación y manejo de la información pueden resultar insuficientes, e incluso, malinterpretada.
Un ejemplo de una de estas ventanas de oportunidad es el caso de la medición de la pobreza que realiza el Coneval utilizando como base la ENIGH. De acuerdo con cifras del Coneval, durante el año pasado la población en pobreza multidimensional se incrementó en 3.8 millones de personas respecto al 2018, pasó de 51.9 a 55.7 millones, y la población en pobreza extrema se incrementó en 2.1 millones aumentó de 8.7 a 10.8 millones.
Estas cifras han provocado incomodidad en las autoridades que han tratado de responder, desde mi punto de vista, de manera insatisfactoria y a veces hasta inadecuada al tratar de descalificar las cifras, llevando la discusión hasta los “otros datos”.
Considero que hay que poner sobre la mesa tres elementos fundamentales para que la discusión sea fructífera y logre un mayor entendimiento en un tema tan prioritario como el de la pobreza. En primer lugar, ajustar de manera precisa por el impacto de las crisis de salud y económica sobre la pobreza. Ningún resultado favorable se podría esperar ante eventos de tal magnitud. En segundo término, es innegable también el apoyo y contención que los programas sociales gubernamentales y las remesas tuvieron para aminorar la pobreza.
El tercer punto se refiere a la sobreestimación de los niveles de pobreza que se infieren a partir de la ENIGH. Tomo el caso de las remesas familiares. Ya es bastante conocido y estudiado el nivel de subestimación de las remesas por parte de la ENIGH (Las Remesas y la Medición de la Pobreza en México, Jesús A. Cervantes, CEMLA, septiembre 2019), que para el caso del 2020 es escandaloso pues sólo se reportó el 6.8% del total reportado por el Banxico. Es decir, la ENIGH está subestimando el ingreso de las familias en alrededor de 3.3 puntos porcentuales del PIB. Cifra considerable que, si se tomara en cuenta, modificaría a la baja los niveles de pobreza reportados por el Coneval.
Esta misma subestimación de los ingresos se refleja en las transferencias gubernamentales y, en general, en los niveles de ingreso y gasto de las familias. Por ejemplo, el consumo de las familias es aproximadamente 3.4 veces el gasto que reporta la ENIGH.
Una discusión seria y entendimiento entre gobierno y los órganos independientes es indispensable para tener un diagnóstico más preciso de la dimensión de la pobreza en México. No es posible desechar el trabajo serio y profesional del Inegi y del Coneval que es fruto de muchos años de investigación, como tampoco reconocer las áreas de mejora posible en la elaboración de la estadística nacional.