México y EU con “aterrizaje suave”

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Hemos anotado en reiteradas ocasiones en este espacio que el precio que habrá que pagar por bajar la alta inflación será un menor crecimiento, e incluso, una recesión técnica —dos trimestres consecutivos de caída de la producción nacional.

No obstante, la realidad ha sido un tanto cuanto diferente en la medida que durante los últimos meses las noticias económicas de México y de Estados Unidos vienen apuntando un mejor desempeño respecto a lo esperado por los analistas, lo que ha venido configurando una mayor certidumbre en torno a un escenario que se ha denominado un “aterrizaje suave” de ambas economías. Ello implicaría un costo menos oneroso para reducir la inflación.

En efecto, las previsiones económicas han sido consistentemente erróneas en cuanto a crecimiento e inflación, apuntando un mejor desempeño en ambos aspectos. En Estados Unidos y en México el proceso de desinflación ha sido sólido, a la vez que el crecimiento productivo persiste con datos que manifiestan fortaleza en el mercado laboral —empleo y salarios— con tasas de desempleo sorpresivas e históricamente bajas.

En efecto, la inflación ha mostrado buen desempeño. En Estados Unidos, medida con el índice PCE ha descendido desde una tasa anual de 7.1% en junio del año pasado hasta 3.0% en octubre pasado. En México, el crecimiento anual de los precios al consumidor se redujo desde 8.7% en septiembre de 2022 hasta 4.3% en noviembre. Ambos resultados confirman que la desinflación es un hecho.

Por el lado del crecimiento, las expectativas de avance del PIB crecen de forma importante. Para el próximo año el FMI estima que la economía de nuestro vecino del norte avanzará 1.5% y para el caso de la economía mexicana, los analistas financieros han incrementado su estimación hasta 2.3% cuando apenas a principios del año este pronóstico no superaba el 1.5%.

Estas estimaciones alejan, significativamente, el fantasma de la recesión que se preveía hace unos meses para dar lugar a un escenario de desaceleración, el llamado “aterrizaje suave”, que sin duda constituye un escenario “atípico” desde el punto de vista del pensamiento económico.

Los economistas tradicionalmente argumentamos que bajar la inflación tiene un costo bastante oneroso en términos de tiempo y empleo. La perspectiva de “aterrizaje suave” claramente va a contraflujo de la ortodoxia económica que, de confirmarse, tendrá que ser sujeto de rigurosos y múltiples análisis principalmente por parte de la academia.

En este sentido, ya algunas voces comienzan a dar explicaciones que parecen plausibles. Es el caso de los recientes comentarios de un afamado economista premio Nobel, Paul Krugman, quien argumenta que esta situación se deriva principalmente de la recuperación y fortalecimiento de las cadenas de suministro, donde los incrementos en la tasa de interés, más que frenar la economía coadyuvaron a mantener bajas las expectativas de inflación. Obviamente se trata de una afirmación que tendrá que validarse con mayor investigación, pero en principio coadyuva a desatar los nudos de la contradicción de la teoría económica.

En todo caso, estamos hablando de un escenario más favorable y con mayores probabilidades, lo que no anula la posibilidad de un descalabro mayor por un repunte de la inflación y/o menor crecimiento. Lo cual tiene riesgos mayores para el caso de México si no logra consolidarse la desinflación especialmente en alimentos procesados y servicios.

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