Política monetaria: al final del camino

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra Foto: larazondemexico

Con la crisis del 2020 el crecimiento económico ha quedado muy rezagado de su potencial, incluso tardaremos varios años en recuperar el terreno perdido a causa de la crisis. La economía necesita un impulso adicional por parte de la política económica, que para este año será más limitado que el anterior.

La prioridad del Gobierno por mantener las finanzas públicas sanas promovió un apoyo insuficiente al crecimiento durante el año pasado. El principal impulso provino de la política monetaria a través de una acentuada baja en la tasa de interés, que cayó desde 8.25% a principios de 2019 hasta 7.25% al comienzo del 2020, para arribar al 4.0% en la última reunión de la Junta de Gobierno del Banxico en este mes. Ello, sumado a una serie de medidas para aumentar la liquidez de la economía, constituyeron sin duda el principal impulso de la política monetaria al crecimiento.

Para este año, parece estrecharse el margen para apoyar un mayor ímpetu económico. En primer lugar, porque no parece haber un cambio en la política fiscal del Gobierno que, seguramente mantendrá la austeridad vista en años anteriores. Al mismo tiempo, dados el reciente desempeño de la inflación y sus expectativas para los próximos meses, parece haber un límite al ciclo de baja en la tasa de interés promovido por el banco central.

De acuerdo con la más reciente encuesta de expectativas de Citibanamex, el consenso de analistas financieros ubica sólo una baja adicional en la tasa de interés para este año llevándola sólo hasta 3.75%. Con ello, el impulso al crecimiento económico cobra menor fuerza respecto a los dos años anteriores.

La razón de este menor margen de maniobra está en la inflación. Es un hecho comprobado que viene en ascenso, después de terminar el 2020 en 3.15%, en tan sólo un mes se incrementó hasta 3.54% en enero. Hacia adelante, particularmente para abril y mayo se espera que la tasa de inflación anual rebote de manera significativa bordeando incluso el 5.0%. Si bien este incremento, por demás inusual, responde más a un efecto aritmético (por una muy baja base de comparación, ya que en abril del año pasado por la pandemia el crecimiento de los precios fue muy bajo), definitivamente representa un nivel de inflación inaceptable para Banxico.

Además del brinco inflacionario esperado para el segundo trimestre, habría que sumar algunos otros elementos de riesgo, como son el hecho de que la inflación subyacente (cuyo índice representa tres cuartas partes del INPC) podría presentar algunas presiones inflacionarias si la economía repunta, ya que los precios de los servicios que ahora están muy deprimidos por la nula demanda podrían repuntar más que lo esperado. Asimismo, un incremento de la volatilidad y/o el nivel de la paridad peso dólar también puede presionar la inflación.

En general, considero que el balance de riesgos de la inflación está claramente al alza. Por ello, encuentro un límite infranqueable en la política monetaria para seguir reduciendo significativamente la tasa de interés por parte de Banxico que, no está por demás recordarlo, su objetivo prioritario es mantener la inflación baja y estable.

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