Preocupaciones sobre la Inflación

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La inflación es una de las variables fundamentales de la economía moderna, en México y casi todo el mundo venimos de un proceso de alta inflación como consecuencia de los estragos que generó la pandemia en el mundo.

La parálisis productiva derivada del encierro de la gente generó entre otras muchas cosas la caída de la producción, el rompimiento de las cadenas de distribución, el incremento desmesurado en el costo de los fletes y finalmente, como respuesta a la crisis se promovieron, en la mayoría de las economías del orbe, —en México no fue el caso— sendas políticas monetarias y fiscales expansivas que generaron tasas de inflación no vistas en más de medio siglo.

En el caso de México el impacto inflacionario fue significativo llevando la tasa anual de crecimiento del INPC hasta 8.7% en agosto de 2022. Desde esas fechas el Banco de México ha realizados esfuerzos importantes para reducir la inflación mediante una política monetaria muy restrictiva cuyos resultados han sido favorables ya que la inflación se ha reducido hasta 4.8% en la primera quincena de junio.

A pesar de este éxito en la lucha antiinflacionaria, resultados recientes han despertado preocupación, pues desde hace tres meses y medio la inflación viene repuntando desde un 4.4% en febrero pasado; es decir, se ha interrumpido la tendencia descendente.

Sin embargo, una interpretación más detallada del comportamiento de los componentes de la inflación matiza el desasosiego en virtud de que el subíndice subyacente —indicador principal para ver una tendencia de más largo plazo de la inflación— sí mantiene una trayectoria descendente —con excepción de la última quincena reportada—, actualmente con un avance anual de 4.2%.

Esto es, el incremento reciente de la inflación general obedece principalmente al aumento de los precios de las frutas y verduras que son el componente con mayor volatilidad y, por lo tanto, podríamos esperar un descenso próximo en las siguientes quincenas.

Hay varios elementos que desde mi punto de vista son más preocupantes. El primero se refiere a los precios de los servicios, cuya tasa anual además de ser muy alta (5.2%), muestra muy poca flexibilidad a la baja. Varios elementos explican este comportamiento de los servicios. En primer lugar, las empresas del sector, que son intensivas en mano de obra, están resintiendo el incremento de los costos laborales. En segundo lugar, la demanda, aunque desacelerándose, sigue fuerte, el costo de los energéticos y otros insumos como el gas LP se han incrementado impactando servicios fundamentales como los restaurantes y loncherías.

Otro elemento que amenaza la inflación es la reciente depreciación del tipo de cambio. Si bien la pérdida del peso frente al dólar ha sido menor (alrededor del 6% al momento de escribir estas líneas), no se descarta que la mayor volatilidad, y quizá una mayor depreciación de la paridad en lo que resta del año, promuevan una mayor inflación.

En consecuencia, a la pregunta si es preocupante el comportamiento reciente de la inflación, puede decirse que sí, pero no para modificar radicalmente el escenario. Principalmente la desaceleración económica en el segundo semestre apoyará un descenso adicional de la inflación a niveles ligeramente por arriba del 4%. Posiblemente, frente a las circunstancias descritas, hoy Banxico se muestre precavido y no suba la tasa de interés, pero no anula disminuciones en lo que resta del año, que vale decir, son fundamentales para evitar un daño mayor a la economía.