Primer trimestre: una pausa en la recuperación

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra Foto: larazondemexico

Los indicadores publicados hasta ahora sobre el desempeño de la economía mexicana en el primer trimestre del año confirman claramente una pausa en el proceso de recuperación, a la cual, se suma un repunte de los precios al consumidor por arriba del rango permitido para el banco central.

Si bien podemos considerar que ambos efectos, ausencia de crecimiento de la producción y mayor inflación, son transitorios y bajo las circunstancias actuales no se prevé que desemboquen en pérdidas para todo el 2021, existen riesgos para la economía mexicana que hay que tomar en cuenta y darle seguimiento a fin de hacer frente a su eventual materialización.

De acuerdo con los datos del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) y su complemento, el indicador oportuno, es muy factible que la economía mexicana haya presentado una caída marginal en el primer trimestre respecto del último cuarto del año pasado.

Varios hechos hacen evidente este desfavorable desempeño: el aumento de los contagios en enero y la primera mitad de febrero en México y Estados Unidos motivó el cierre de muchos establecimientos ligados a los servicios; problemas de abastecimiento en la industria automotriz frenaron las exportaciones de este importante sector; la persistente caída en el gasto público corriente y de inversión; la incertidumbre financiera global que motivó un repunte temporal de la paridad peso dólar, una lenta recuperación del empleo y menor poder adquisitivo del salario por el repunte de la inflación.

Por fortuna, frente a estos factores negativos hay evidencias nítidas de recuperación. Después de la segunda ola de contagios que llevó a un pico de más de veinte mil enfermos diarios, ahora sólo se contabilizan menos de cuatro mil, lo cual, sumado al avance de la vacunación, ha permitido mayor movilidad de las personas y una apertura más acelerada, aunque gradual, de varias actividades económicas ligadas a los servicios, prueba de ello es el repunte sustancial de las ventas minoristas publicado en los reportes del Inegi y de la ANTAD.

En paralelo, la recuperación en Estados Unidos continúa a paso más que firme, apoyando la perspectiva de las exportaciones mexicanas que se consolidan como la principal fuente de crecimiento para este año. En el mismo sentido, un mayor crecimiento de los precios del petróleo coadyuva al fortalecimiento de las finanzas públicas.

Así, frente a los malos resultados vistos en el primer trimestre se imponen las buenas perspectivas para lo que resta del año. Éstas no son infundadas, pues como mencionamos, ya algunos indicadores perfilan mejor desempeño. Ello ha llevado a la mayor parte de los analistas a subir su pronóstico de crecimiento, cuyo consenso ahora se ubica en 4.7% de acuerdo con la más reciente encuesta de Citibanamex.

Pero los riesgos siguen latentes, principalmente porque el mundo presenta una nueva ola de contagios, de la cual nuestro país no está exento, la inestabilidad financiera puede crecer por el nerviosismo de los mercados por la inflación global, lo que podría llevar a una depreciación del tipo de cambio peso-dólar y golpear la inflación. En ausencia de estímulos internos al crecimiento, crece la vulnerabilidad de la economía mexicana.

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