Arturo Vieyra

Señales de alerta sobre la producción

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Cifras de producción de la economía mexicana continúan apuntando un desempeño moderadamente positivo en la primera mitad del año. Vale la pena mencionar las cifras que el Inegi dio a conocer sobre la demanda agregada para el primer trimestre. Esta estadística se refiere a los impulsores del crecimiento, a saber, el consumo de familias y gobierno, exportaciones e inversión pública y privada. Los datos muestran una buena noticia: el avance ya conocido del PIB en el primer trimestre (1.8% respecto al primer trimestre del año anterior) estuvo sustentado por todos los elementos de la demanda; es decir, la recuperación al inicio del año fue pareja y sostenida.

No obstante, la mala noticia es que, a pesar del avance logrado en la primera parte de este año, el rezago productivo sigue siendo considerable en lo que va de la presente administración. Si medimos los niveles de cada componente de la demanda agregada vemos que sólo las exportaciones logran remontar el efecto de la crisis de forma más significativa, su nivel de producción está 7.5% arriba del observado en el cuarto trimestre de 2018. El consumo privado apenas supera los niveles previos a la entrada de la administración con 1.9%.

El mayor deterioro se ubica en la inversión productiva que sigue muy rezagada, es el talón de Aquiles de la economía mexicana, es menor 8.4% al nivel que existía al comienzo de esta administración. Así, el nivel de producción nacional no ha logrado recuperar los niveles previos al 2019 ubicándose todavía 2.7% por debajo.

Para este año, las expectativas que recopila la Encuesta de Citibanamex sobre el crecimiento económico finalmente han frenado su descenso ubicándose en 1.8%. Esta cifra es consistente con lo que apunta el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) publicado por el Inegi que anticipa continuidad en el crecimiento en abril y mayo, pero a un ritmo moderado.

Desafortunadamente, la dependencia del crecimiento en México respecto a la demanda mundial y en especial de Estados Unidos está en grave riesgo. La perspectiva de crecimiento mundial se ensombreció drásticamente con la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de incrementar la tasa de interés en 75 puntos base con el objetivo de acentuar la lucha contra la inflación en ese país que en mayo alcanzó una tasa de 8.6% anual, además de que el lenguaje de la Fed fue categórico en el sentido de continuar con la mayor astringencia monetaria para los meses siguientes.

Una política monetaria tan restrictiva incrementa sensiblemente las posibilidades de un freno a la economía norteamericana, incluso no se descarta una recesión (dos trimestres consecutivos de caída en la producción) entre el tercer y cuarto trimestre del próximo año. Las consecuencias para la economía mexicana serán igualmente negativas dada la dependencia principalmente en el plano de la producción de manufacturas y servicios y transferencia de remesas.

Una recesión en Estados Unidos representaría un duro golpe a la economía mexicana que vería una vez más mermado su desempeño el próximo año. Sin embargo, más allá de la coyuntura, es necesario reconocer las enormes posibilidades de crecimiento que tiene México en el nuevo orden mundial que se está reconfigurando. Para ello, es indispensable resarcir el considerable rezago en materia de inversión que ya acumula un lustro.