Asesinato en el Gran Bosque de Agua

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños
Por:

El viernes 19 de junio, el productor televisivo Andrés Arreola discutía con un grupo de campesinos en el Ajusco, acusados de invadir tierras. Éstos también le reclamaban por la supuesta invasión del lugar, pero para “construir residencias de lujo”. Acto seguido, un hombre se acercó y le disparó en la cabeza al primero, quitándole la vida.

Como en todos los homicidios, debemos exigir justicia real, tope donde tope, sea quien sea el responsable, pero sin chivos expiatorios. Se debe encontrar a los autores materiales e intelectuales del crimen, sin reprimir mecánicamente a los aparentes enemigos de la víctima. Porque los ejidatarios de San Nicolás Totolapan niegan estar detrás del terrible acto y apuntan a un nudo de intereses relacionados con la mafia inmobiliaria y la tala clandestina.

Es cierto que son muchos quienes tienen las manos sucias por la destrucción progresiva del Gran Bosque de Agua del que forma parte el Ajusco. Aquél se encuentra entre los estados de México, Morelos y la Ciudad de México y alimenta los diez acuíferos de la megalópolis. Todos le han entrado al negocio: ejidatarios, desarrolladores, autoridades agrarias y ambientales, talamontes y colonos. Sus disputas presagian la acelerada destrucción de este corredor biológico Ajusco-Chichinautzin. Con su ruina progresiva, falta también el agua.

Contra lo que piensan los partidarios de la polarización, en otras partes del mundo sólo se ha logrado salvar las cuencas superficiales o subterráneas cuando los beneficiarios del agua se ponen de acuerdo y colaboran. Mínimo se coordinan, contratan un árbitro o apoyan una misma ley. Pero en el centro de México no sólo no hemos logrado poner límites a la explotación del Gran Bosque de Agua, sino que existe una carrera para ver si se lo acaban primero los ricos o los pobres, los campesinos o los profesionistas que quieren su casita en el bosque, los taladores o los políticos con sus megaproyectos. ¿Cuántos de nosotros nos aseguramos, al contratar a un carpintero, que la madera de pino que usa no proviene de la tala clandestina? ¿Hemos visto a los gobernadores del Estado de México, Morelos y Ciudad de México convocar a un gran acuerdo para salvar este corredor biológico en el que habitan dos de cada cien especies del planeta y del que depende el agua que nos sacia y nos limpia?

Cuando la Dra. Sheinbaum era delegada de Tlalpan, su equipo podía usar como argumento que Mancera los frenaba mediante las acciones ejecutivas de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corena). ¿Pero ahora? Desde luego, se trata de intereses muy, muy poderosos. Salvar al Gran Bosque de Agua del centro de México rebasa las capacidades de las autoridades municipales y de los gobiernos locales; deben intervenir los tres órdenes de Gobierno y las autoridades ambientales, agrarias y hasta las fiscalías. Para que no muera más gente, matándose entre sí y, lo que es lo mismo, para que no muera el bosque. No hay ciudades junto a ecosistemas, somos eslabones de socioecosistemas.