Una intervención quirúrgica no siempre es necesaria para curar los cálculos biliares. Una cirugía ni siquiera es siempre suficiente para curarlos. ¿Se deduce de ello que el bisturí NUNCA es el tratamiento adecuado para los cálculos biliares? No. Obviamente no.
Con este ejemplo, el filósofo Larry Laudan (1941-2022) mostraba lo absurdo de la idea del sociólogo David Bloor, según la cual debido a que las ideas científicas a veces cambian en ausencia de nueva evidencia y a veces no cambian frente a nueva evidencia, por lo tanto, “siempre seríamos racionalmente libres para dejar que nuestros intereses sociales den forma a nuestras creencias”. Estoy citando un artículo de Laudan de 1990. Para Bloor, la evidencia no sería determinante. Las pruebas materiales serían frívolas.
Pongamos un ejemplo de política: ya que aumentar el salario mínimo no siempre es necesario, ni suficiente para reducir la pobreza y la desigualdad de un país (en Suecia y otros países nórdicos no hay salarios mínimos por ley). ¿Se infiere de ello que el salario mínimo nunca es la medida de política pública acertada para combatir la pobreza y la desigualdad? Pues no. Es falaz un argumento así.
Pero lo mismo podría ocurrir con algunos argumentos feministas exagerados, por ejemplo. No era necesario que, a lo largo de la historia, científicos varones estudiaran el cuerpo de otros varones para hacer avanzar la medicina. ¿Se infiere de ello que todos los resultados de la ciencia médica, que históricamente ha marginado a las mujeres, son falsos? Pues no. Sería irresponsable hacer una generalización tan radical.
Laudan nos enseñó en la maestría en la UNAM que la lógica deductiva no basta para elegir una respuesta única ante la evidencia, frente a las pruebas, sino que hay que ampliarla con el trasfondo, con el contexto.
Siguiendo a Duhem y a Quine, para Larry el conocimiento no se evalúa aisladamente, anida en una red más amplia de creencias y presupuestos de trasfondo (présuppositions d’arrière-plan en francés, background assumptions en inglés). Pero Laudan pinta su raya de los autores relativistas, para los que la verdad no existe y cada individuo o cultura pueden pensar lo que se acomoda a su trasfondo de ideas.
Por culpa del trasfondo aristotélico, según el cual la Tierra era el centro del cosmos, muchos físicos del siglo XVII se negaban a aceptar las teorías de Galileo y de Newton. Pero sería exagerado creer, como Bloor, que la evidencia no es determinante. Al final se impuso la verdad del sistema solar.
En años recientes ha habido enormes incendios forestales en el mundo. Escépticos y relativistas dicen que son anomalías aisladas en cada caso. Al mismo tiempo, evitan considerar hipótesis que, alineadas con el sentido común, prueban que sí están vinculados con la crisis climática.
La actitud racional es considerar este nuevo panorama como un telón de fondo. La crisis climática es el trasfondo de hechos que antes habrían sido inexplicables.
Hoy a las 10:00 a.m. comienza un homenaje a Larry Laudan en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Se puede ver en YouTube en la cuenta del instituto.