Bernardo Bolaños

Primarias sin debates no son democracia

ANTROPOCENO

Bernardo Bolaños*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Bernardo Bolaños
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
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12 debates oficiales entre los aspirantes a la candidatura presidencial organizó el Partido Demócrata de Estados Unidos en 2020. Vimos discutir a Bernie Sanders con Joe Biden acerca del sistema de salud. Vimos a Kamala Harris reclamar el machismo de Biden. Estos shows (en inglés, show no es una palabra despectiva) ocurrieron de junio de 2019 a febrero de 2020, ¡8 meses de discusiones televisadas!

Ese año no hubo debates en el Partido Republicano, Trump se reelegía. Pero en las primarias republicanas de 2016, también hubo 12 debates.

Años antes, Estados Unidos era todavía más una democracia deliberativa. En las primarias demócratas que llevaron a Obama a la candidatura, en 2008, hubo 26 debates. ¡Un año de deliberación para que un rostro nuevo pudiera consolidarse mediante carisma, datos y argumentos!

Uso esta comparación para reflexionar sobre nuestro calendario electoral oficial. O, por lo menos, como lo interpretan anteriores consejeros del INE. Oficialmente, las precampañas de México deben iniciar en noviembre. Se entiende que no queríamos espectaculares antes de ese mes y que la invasión de propaganda nos pudre, pero los debates en las primarias no podían esperar más. Por eso la interpretación anterior de las reglas electorales está siendo desafiada. Aunque Movimiento Ciudadano la defienda e impugne los “actos anticipados de campaña” de las llamadas corcholatas y de Va por México, aunque el senador Germán Martínez diga que no participa porque “no voy a violar la ley para obtener ningún cargo público”.

Vemos un choque entre, por un lado, una interpretación obsesionada con algunas letras de la ley electoral y, por el otro, la democracia deliberativa real. Un enfrentamiento entre ciertas reglas y el tiempo que se necesita para discutir al interior de un frente político.

El derecho es un arte interpretativo, no matemáticas. Casarse con lecturas de la ley electoral que coartan debates no es prudente, menos jurisprudente. Al fin y al cabo, la democracia es también un principio constitucional. ¡Cumplamos la Constitución y organicemos intercambios entre aspirantes! No existe democracia sin debates. Aunque, por cierto, ésa sea una de las principales diferencias entre el mecanismo de selección de la futura aspirante de Morena y la de la oposición. La ausencia de debates abiertos en el caso de los primeros. Entre éstos hay rozones y puyas, indirectas y palabras cifradas. Pero no debates.

Haciendo eco del Presidente, que la llamó “faramalla”, he escuchado al famoso encuestador Roy Campos decir que los foros del frente opositor seguramente no moverán las preferencias. Es muy poco unas cuantas semanas de primarias. Si tuviéramos 1 año de debates entre los aspirantes opositores, sí podrían modificarse, como ocurrió con el desconocido Barack Obama entre 2007 y 2008. Pero el actual ejercicio ya es un desafío a la interpretación gramatical y conservadora de la ley electoral que ha movilizado en su contra a algunos quisquillosos y a Movimiento Ciudadano. Tenemos que construir la democracia deliberativa, no el derecho electoral castrante.