Bibiana Belsasso

Acapulco nos necesita

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los días posteriores a la pérdida son los más difíciles. Acapulco está destruido y sus habitantes no despertarán de esta pesadilla, por lo menos en un largo tiempo. Después de que se desbordó el río Papagayo y la Laguna de Tres Palos, entre otros, el agua empieza a tomar su cauce, y lo que queda son escombros y lodo difíciles de quitar.

Ahí ha quedado enterrado todo lo que tenía la gente.

Lo que no se llevó el huracán se lo están robando descaradamente. Y de lo saqueado, lo venden en las calles de Acapulco casi cuadruplicando su costo.

La alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, declaró que los saqueos en tiendas tras el paso del huracán Otis no son robos, sino cohesión social. Alguien explíquele a la alcaldesa que la gente que robó esas tiendas no son los habitantes que hoy no tienen ni agua, que son delincuentes que se están aprovechando de la tragedia, y que están lucrando con los más necesitados.

Hay que recordar que ésta es la misma persona que cuando manifestantes tomaron las casetas de cobro de la Autopista del Sol, y se robaron un tráiler para ponerle tabiques en el acelerador y atropellar a miembros de la Guardia Nacional, dijo que no había a quién culpar y que la Guardia Nacional se dedicara a otra cosa, no a cuidar las carreteras.  

Además de las tiendas de autoservicio, se están robando lo que quedó en mucha de la vivienda particular, principalmente en la zona Diamante y La Costera.

Hoy, las autoridades de todas las instancias están rebasadas para poder hacerle frente a la tragedia. Al ver tal destrucción no saben ni por dónde empezar.

La gente no tiene ni agua, muchos tienen heridas que no se han podido atender, todavía hay desaparecidos, no existe un censo real de los damnificados, ni daños. Y en medio de todo esto tenemos la polarización y división del país que está afectando directamente a la gente de Acapulco y municipios cercanos.

Desde la mañanera, el Presidente López Obrador señala a medios que informan de la magnitud de la tragedia y además ha hecho declaraciones muy cuestionadas diciendo que solo fuerzas armadas pueden entregar la ayuda.

“No a las autoridades civiles, ni del Gobierno federal, ni del Gobierno estatal, ni del Gobierno municipal y mucho menos las organizaciones sociales llamadas no gubernamentales o de la sociedad civil”.

Desde el inicio de esta administración se ha atacado a las organizaciones civiles. Desde Palacio Nacional se quiere controlar todo el apoyo. Pero tragedias como la que se está viendo en Acapulco sí requieren del apoyo de todos los mexicanos.

Ojalá nos pudiéramos olvidar, aunque sea por unos días, que estamos en precampañas electorales y nos concentremos en lo que debería de ser realmente importante.

No hay que dejar de apoyar

Voluntarios de la Cruz Roja Mexicana entregaron ayuda humanitaria a cientos de familias en inmediaciones de la Glorieta del Puerto Marqués, en Acapulco, ayer.
Voluntarios de la Cruz Roja Mexicana entregaron ayuda humanitaria a cientos de familias en inmediaciones de la Glorieta del Puerto Marqués, en Acapulco, ayer.Foto: Especial

El discurso de polarización afecta muchísimo, en particular a los habitantes de Acapulco. Suficiente han sufrido con el paso del huracán, como para que la sociedad civil no apoye en momentos críticos por embates del Gobierno federal.

Las instrucciones han tenido que cambiar y hoy la sociedad civil sí está pudiendo entrar con apoyos. La propia Sedena ha negado que concentra el apoyo y dicen que sólo están garantizando su seguridad. Y es que después del impacto del huracán Otis, la delincuencia en toda esa zona es terrorífica.

La activista Saskia Niño de Rivera entregó en Acapulco lo recaudado en centros de acopio en la Ciudad de México. Ella, como sociedad civil, hizo las entregas y la acompañó personal de la Marina.

Muy probablemente ha habido un par de casos de abuso de autoridad y de robos por parte de los que deberían de resguardar la seguridad, pero la realidad es que son pocos casos y aislados. Lo que no podemos hacer como sociedad es asegurar que la ayuda no va a llegar y dejar de donar.

Entregar los apoyos es difícil. Recuerdo cuando fueron los huracanes, Ingrid y Manuel, en el 2013, en esa misma zona, algunos pocos habitantes de Coyuca de Benítez se habían apropiado de toda la ayuda. Éste es uno de los tantos desafíos que se deben enfrentar para que la ayuda llegue con los más necesitados.

Para apoyar a los habitantes afectados y con la ayuda de la sociedad civil, las fuerzas deben de brindar seguridad para que no se roben la ayuda, pero no como dice el Presidente: “Mucho menos que apoyen las organizaciones sociales llamadas  no gubernamentales o de la sociedad civil”.

Ya la respuesta de las autoridades federales fue muy tardía, y luego este tipo de declaraciones solamente sirven para poner en duda a la sociedad para que hagan donaciones que tanta falta hacen.

Hoy se requiere de mucho apoyo, y el trabajo de la sociedad civil es muy importante. Somos un pueblo solidario, siempre en las tragedias nos hemos apoyado.

Hay otro tema. Lo recaudado se debe de hacer con lineamientos específicos para que llegue con la gente y que no se lo roben o se utilice para fines políticos.

Cuando se dona hay que clasificar el producto en los centros de acopio. Revisar las fechas de caducidad, tachar los códigos de barras para que no lo revendan, ponerle leyendas de donativo, clasificarlo y empaquetarlo.

Es un trabajo enorme que se tiene que hacer, por ejemplo, en la Cruz Roja Mexicana, que por cierto, funciona muy bien. Lo que se requiere ahora es gente que ayude a seleccionar y empaquetar la ayuda.

También es importante que a quien le vayan a donar, tenga la logística para poder llevar esos productos a la zona de la tragedia.

Si usted hace una donación la gran mayoría de las cosas van a llegar. Como en todo, habrá ciertos apoyos que se roben o se pierdan, pero por esta razón no podemos dejar de donar como sociedad civil a quienes hoy están desamparados.