Mamá, hoy sería tu cumpleaños en esta tierra, así que arma fiesta grande en el cielo, te extraño.
Luego de más de dos años de escuelas total o parcialmente cerradas, regresan a operar en su totalidad las escuelas públicas de primaria y secundaria. El panorama es desolador, fue tan mal manejada la educación durante la pandemia en México, que cientos de miles de estudiantes no entrarán a clases para este ciclo 2022–2023.
En pandemia, miles abandonaron las aulas
Los porcentajes de deserción son altos, casi el .5 por ciento de los alumnos de primarias, el 2 por ciento de secundaria, el 11 por ciento de preparatoria y el ocho por ciento de universidad han tenido que abandonar sus estudios. Estamos hablando de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las cifras reales pueden ser mucho más altas.
No nos engañemos, mientras las escuelas estuvieron cerradas, miles de niños acompañaban a sus padres a trabajar, por ejemplo, a los mercados, se veían en las calles a chiquitos pidiendo dinero que claramente eran pequeños que antes del cierre de las escuelas, acudían a sus clases.
Pero además el trabajo infantil en México ha crecido de forma exponencial. Y es que muchos de estos menores han tenido que abandonar sus estudios por la crisis económica.
Para las familias mexicanas, mantener a sus hijos hoy es más caro. Hoy comprar comida en México cuesta casi el 9 por ciento más que el año pasado. En estos dos años que no se tuvieron clases presenciales, pocos fueron los afortunados de poder tomar clases en línea y poder estar en contacto con sus maestros y maestras, muchos ni siquiera tuvieron acceso más que a clases por televisión.
El primer reto para quienes regresaron a clases fue la lista de útiles escolares, este año los padres de familia se enfrentaron con la mayor inflación de los últimos 22 años, cuando el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación anual de 8.62 por ciento en la primera quincena de agosto. Analistas advierten que aún no toca su pico y sugieren el riesgo de más presiones por alzas en los productos de la canasta básica.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó algo que llamó “lista sugerida de útiles escolares” para permitir opciones a los padres de familia que no cuentan con recursos económicos para solventar este gasto. Pero es prácticamente lo mismo que la lista completa. Esta lista puede llegar a costar más de mil pesos por niño y a ello hay que sumarle que para una familia la canasta básica puede costarle mínimo mil 300 pesos.
Y mientras muchos intentaron adaptarse a esta nueva realidad, otros menores tuvieron que abandonar sus estudios y ponerse a trabajar.
De acuerdo con datos del Inegi, 5.2 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de entre tres y 29 años de edad no se inscribieron al ciclo escolar pasado.
La crisis económica les ha afectado a personas de todas las clases sociales, en el sector privado un estudio realizado por organizaciones civiles reveló que tras el cierre de escuelas provocado por la pandemia más de medio millón de estudiantes dejó la escuela.
En este caso, la mayor deserción escolar se vio a nivel preescolar, cuya matrícula disminuyó 13%. El segundo sector más afectado fue el nivel medio superior con un 7% en la reducción de su matrícula. En este nivel los alumnos revelaron problemas de acceso y conexión a Internet, así como la falta de tiempo para tomar clases en línea e incluso no tener equipo de cómputo.
En lo que respecta a Latinoamérica, México ocupa el segundo lugar en cuanto a deserción escolar, sólo después de Brasil. Los reportes indican que por cada mujer que abandona sus estudios, tres hombres lo hacen.
México ha perdido, según especialistas, dos años en cuestión de aprendizaje, aunque se estima que podría llegar a cuatro. Las escuelas privadas enfrentaron la mayor reducción de su matrícula, con 26% menos alumnos, y una pérdida de más de 250 mil estudiantes.
Niños trabajando. Los menores de edad en México que trabajan tienen jornadas laborales de 8 a 10 horas, seis días a la semana, y según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo 6% de los niños que trabajan también va a la escuela.
El Inegi estima que cerca de 2.2 millones de niñas, niños y adolescentes en México se encuentran trabajando y el sector agropecuario es donde se concentra la mayor parte.
De esa cifra, el 93.8%, es decir, dos millones de menores, participa en “ocupaciones no permitidas”, las cuales se refieren a los trabajos que realizan quienes se encuentran por debajo de la edad mínima para trabajar, la cual es menos de 15 años o a los trabajos que se consideran peligrosos.
Y mientras éste es el panorama real de México en el sistema educativo que es un derecho de la infancia, desde la SEP se dejó de ejercer parte importante del presupuesto, que se tendría que haber empleado en el momento de mayor crisis educativa en décadas en nuestro país. Bueno, ni siquiera se adaptaron las aulas escolares como se debería. Pero lo cierto es que pronto hay elecciones en el Estado de México y quien fuera secretaria de Educación, Delfina Gómez, y que ha tenido estos resultados tan poco afortunados al frente de la SEP, ha sido premiada con la candidatura para la gubernatura por Morena.
Hoy, en México es más importante la política, que la educación de los niños y niñas.