Apenas el pasado lunes, los estados de Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Sinaloa y Sonora sufrieron un megaapagón, que, de acuerdo con la CFE, afectó a cuatro millones 766 mil 901 usuarios.
Ese lunes por la mañana, el Presidente López Obrador intentó minimizar el asunto. Dijo que sólo 400 mil personas habían sido afectadas y que desde el sábado 13 de febrero se sabía de la alta probabilidad de que ocurriera el apagón.
De acuerdo con el Centro Nacional de Control de Energía, el Cenace, desde ese día declaró “estado operativo de alerta” en el Sistema Interconectado Nacional, por lo que informó oficialmente a la Comisión Reguladora de Energía de las condiciones de riesgo existentes.
El problema no tomó a nadie por sorpresa, se sabía de la gravedad de la situación 498 horas antes del apagón. ¿No se pudo tomar alguna acción para disminuir los efectos?
Para ayer martes continuaban y hasta hoy por lo menos 19 millones de personas siguen padeciendo los efectos; y aunque el Presidente López Obrador asegura que en dos días estará establecido el servicio, la realidad es que no será así.
Se dijo desde Palacio Nacional que los apagones no sólo se daban por el mal tiempo, sino por la compra de gas a Estados Unidos.
¿No se supone que por un tema de seguridad nacional la CFE tendría que poder tener la capacidad para almacenar ese gas? Pues todo indica que no la tiene.
El día de ayer fueron doce los estados afectados por estos apagones de luz.
Y es que son ya muchas las veces que estados completos se quedan sin luz, algo que no sucedía en México desde principios de los ochenta.
El pasado 29 de diciembre de 2020, el Presidente López Obrador había prometido desde su mañanera que ya no se registrarían apagones masivos.
Hoy se está haciendo todo lo posible para que todo el sector eléctrico se maneje desde la CFE, sin privados. Y es más que claro que la CFE no tiene capacidad para brindar luz a todo el país, almacenar gas y garantizar el servicio en territorio nacional, con o sin problemas por las condiciones climáticas.
Lo cierto es que el apagón del pasado lunes se debió, entre varias razones técnicas, a los efectos de la tormenta invernal que azota el sur de Estados Unidos y que generó que se incrementara la demanda eléctrica y, por tanto, un aumento en el consumo de gas.
A eso súmele que los pozos y ductos, sobre todo en la zona de Waha y Permian, los principales puntos de importación de gas para México, se congelaron, lo que ocasionó la suspensión del suministro a la CFE.
Días antes, el Cenace había informado que se llevaron a cabo cortes de carga rotativos en el norte, occidente y oriente del país, tras declarar al Sistema Interconectado Nacional (SIN) en Estado Operativo de Emergencia por bajo Margen de Reserva Operativa.
Nevada histórica
Los cortes rotativos de energía son suspensiones del servicio eléctrico en alguna zona o región, programados por el operador del sistema eléctrico (Cenace) en caso de que se encuentre alguna falla o afectación en el sistema.
Pero a pesar de las advertencias de que se pueden y se sufren cortes a la energía eléctrica, no se ha cambiado la estrategia del Gobierno federal a darle toda la responsabilidad a la CFE.
No es la primera vez que veremos estos cortes de energía ni la última. Desde el inicio de esta administración se han venido dando.
Lo cierto es que, si ahora fue el frío, hace meses fue un supuesto incendio de 30 hectáreas de pastizal en el municipio de Padilla, Tamaulipas, el que dejó sin luz a varios estados.
El apagón del 28 de diciembre de 2020 afectó a 10.3 millones de usuarios de todo el país y repercutió en 30% de la red eléctrica.
Tras la falla, la CFE señaló que un incendio había provocado el apagón y presentó una carta membretada de Protección Civil de Tamaulipas.
Horas después, la dependencia estatal desconoció el documento y afirmó que no había estado involucrada en su realización ni en la atención al incendio descrito.
Pero no crea que la falsificación de un documento oficial trajo una investigación a fondo; de inmediato, legisladores de Morena respaldaron a Manuel Bartlett al frente de la CFE.
En abril de 2019, la Península de Yucatán sufrió un apagón por más de tres horas.
Las autoridades señalaron que un incendio por quema de maleza provocó la salida de la Red Nacional de Transmisión que da suministro eléctrico a la Península, afectando a un millón 632 mil 908 clientes.
Un mes antes, los estados de Yucatán y Quintana Roo sufrieron un apagón, que, de acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad, se debió a una “quema atípica” de caña en Campeche.
Lo cierto es que, a decir de especialistas, esos apagones no tuvieron nada que ver con incendios, sino que en realidad fueron generados por sobrecargas en la red de transmisión Ticul-Escárcega, ante la falta de inversión en mantenimiento.
Pero los apagones y cortes eléctricos no importan, lo que se busca desde el Gobierno federal es impulsar la cancelación de la reforma energética y borrar la participación de empresas privadas en el sector eléctrico.