Algo muy grave está pasando en nuestra sociedad, que todos los días hay por lo menos una mujer que es drogada y secuestrada con el fin de prostituirla. La trata de personas se ha convertido en algo cotidiano en México.
En el primer semestre de 2022 se reportaron 494 víctimas de trata, lo que implica un incremento de 24 por ciento respecto del mismo periodo de 2021, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Seguramente estas cifras son sólo el pico del iceberg, ya que el grueso de las víctimas no denunció por temor o prefiere vivir en silencio su duelo; otras, porque están trabajando en bares y antros, narcotizadas, para no poder escapar y sus familias no saben ni dónde están.
Otras son migrantes, estas mujeres extranjeras desaparecidas se encuentran en la cifra negra porque nadie las busca. Pocos de los casos que se han resuelto es porque las jóvenes, a pesar de las amenazas, han logrado escapar o son casos que se han tornado mediáticos.
¿Cuál era la intención de drogar a la jovencita de 21 años de edad, encontrada en un baño del bar Hookah en Santa Fe? No lo sabemos, afortunadamente la familia declaró que no fue víctima de una violación, pero lo cierto es que estaba escondida en un baño. Y éste, aunque ha sido un caso muy mediático, también quedará en la impunidad, porque la familia ha declarado que no levantarán denuncia para no revictimizar a la joven.
La madre de la joven dijo que llevó a su hija con un doctor particular especialista en toxicología, quien le informó que su hija probablemente fue drogada con escopolamina, conocida popularmente como “burundanga”, la cual, dijo, es difícil de identificar en pruebas de laboratorio.
Esta sustancia, usada con fines de sumisión, causa somnolencia, dificultad para hablar, descoordinación, estupor, y como con el alcohol potencializa sus efectos, puede llevar a estado de coma, y si es en condiciones descontroladas puede ocasionar la muerte.
Sin embargo, la madre sigue sin presentar una denuncia formal de los hechos, por lo tanto, no hay un dictamen de un médico legista. Aunque este modus operandi para atacar a las mujeres no es nuevo, sí se ha vuelto recurrente.
La semana pasada, misma que una joven fue drogada en el Bar Hookah y cerca de la alcaldía Cuajimalpa, pero en el Estado de México, se reportó que una joven fue secuestrada en la zona de Lomas Verdes y retenida en una casa de seguridad del municipio de Metepec.
Tras 16 horas de estar privada de la libertad, la joven logró escapar de sus captores y realizó la denuncia, lo desafortunado del caso es que las autoridades le dijeron que en realidad se trató de un robo de vehículo con privación de la libertad, ya que sus secuestradores no pidieron rescate.
Pero la víctima aseguró que mientras estaba retenida, escuchó a por lo menos otra chica gritar por ayuda y a sus captores decir que serían trasladadas al norte del país, para venderlas en el estado de Nuevo León, en una operación de trata de personas.
Lo más grave es que cuando acudió a denunciar, le dijeron que no se podría levantar la denuncia como secuestro porque no se había pedido rescate.
Una buena noticia
Casi en los mismos días, pero en Guadalajara, cámaras de vigilancia captaron el momento en el que un hombre presuntamente intentó drogar a una joven de 16 años, cuando subía las escaleras de un gimnasio de Zapopan.
La coordinación del Gabinete de Seguridad del Estado de Jalisco informó que ya se abrió una carpeta de investigación por el caso de la joven, que presuntamente fue rociada con spray, pero aclaró que aún es prematuro hablar de un “intento de narcotizadores”.
De acuerdo con su informe sobre violencia contra las mujeres del SESNSP, Estado de México, Veracruz y Baja California ocupan los tres primeros lugares en secuestro de mujeres con 27, 12 y 10 casos, respectivamente, tan sólo entre enero y septiembre de 2022.
Este mismo informe detalla que entre 2015 y septiembre de este año, casi 10 mil mujeres han sido víctimas de trata de personas, siendo el Estado y Ciudad de México, así como Nuevo León, las entidades que lideran las denuncias de este delito, con 148, 89 y 58 casos, respectivamente.
En este tipo de problema no podemos dejar de hablar del estado de Tlaxcala, en Tenancingo, donde la trata de personas es casi normal y es un crimen que se hereda de familia. Hace tiempo presenté en este espacio, cómo los padrotes de Tenancingo tienen una fiesta anual y vienen tratantes de otros estados y países, particularmente de Nueva York, donde opera esta red.
El año pasado, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), publicó un informe sobre la trata de personas, en el que detalla que son las niñas el principal objetivo de este delito, ya que son secuestradas con fines de explotación sexual, mientras que los niños son utilizados para trabajos forzados.
Muchas de estas niñas son engañadas y llegan a las filas de los tratantes, otras son drogadas y secuestradas. Durante su cautiverio se les administran substancias, todo el tiempo, para que no escapen y obedezcan a sus captores.
Urge que hagan algo las autoridades para que estos delincuentes sepan que serán castigados con penas altísimas, para que, por lo menos, así lo piensen antes de arruinarle la vida a cientos de niñas y mujeres.
Hoy, cualquier niña o adolescente, sin distinguir estrato social, puede ser víctima de estos delincuentes, desde una joven que vaya a un bar en Santa Fe, a una niña de la región en Tierra Caliente, en Guerrero.