El desastre de la final de la Copa América y el próximo Mundial

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El próximo Mundial del 2026 tendrá su sede en América del Norte: México, Canadá y Estados Unidos. Será la primera vez que el Mundial de futbol se haga en una región y no en un solo país.

La inauguración de la Copa del Mundo será en el Estadio Azteca, en México, el próximo 11 de junio de 2026, y la gran final en Nueva Jersey, Estados Unidos.

La propia FIFA ha dicho que será “la edición más grande jamás vista del evento mundial”.

En Estados Unidos se llevarán a cabo la mayoría de los partidos, serán 78 encuentros en 11 ciudades anfitrionas: Atlanta, Boston, Dallas, Houston, Kansas City, Los Ángeles, Miami, Nueva Jersey, Filadelfia, San Francisco y Seattle.

Será la segunda Copa Mundial que se realice en Estados Unidos, hace 30 años se hizo ya una, fue la de 1994.

Pero mucho ha cambiado desde ese 1994. El futbol es un deporte con una afición realmente masiva desde hace pocos años en Estados Unidos. Los encuentros de soccer son distintos a los de futbol americano o de beisbol, que son para los que están preparadas las autoridades estadounidenses y los estadios.

Mucho tienen que planear y preparar en Estados Unidos para el próximo Mundial. Lo ocurrido el domingo pasado, previo a la final de la Copa América 2024, en la que jugaron Argentina y Colombia es de alarmar.

Cientos de personas metiéndose al estadio sin boletos. Personas aventadas hacia las rejas, algunos metiéndose hasta por los ductos del aire acondicionado para poder ingresar sin boletos.

Escaleras eléctricas destrozadas, vidrios y torniquetes rotos. La policía no tuvo la habilidad de controlar a la turba, no había suficiente seguridad para controlar a los cientos de aficionados que estaban enloquecidos.

Más de una hora se tuvo que posponer el partido, un hecho histórico. La gente quería entrar a como diera lugar. La temperatura era de casi 40 grados, mucha gente con golpe de calor y desmayadas.

Cuando los aficionados dieron portazo en el estadio, había niños, mujeres y adultos mayores, quienes fueron golpeados, la seguridad no era suficiente.

Mientras unos trataban de entrar a la fuerza al estadio sin boletos, otros que habían pagado, por ejemplo, en la reventa Ticketmaster dos mil 300 dólares, en los lugares más alejados y para mejores lugares se llegaron a pagar hasta 11 mil dólares, no podían ingresar.

Se avisó que habría un retraso importante, para que la gente que aún estaba afuera del estadio no terminara de enloquecer.

Caos en el estadio

Fanáticos corren por las entradas previo a la final de la Copa América, el domingo pasado.
Fanáticos corren por las entradas previo a la final de la Copa América, el domingo pasado.Foto: Reuters

Cuando las personas que tenían boleto por fin lograron entrar, muchos lugares estaban ya tomados y los pasillos llenos de gente que se metió sin pagar.

La escena era apocalíptica, decenas de personas corriendo junto a oficiales y personal de seguridad sin que nadie pudiera detenerlos. Es difícil de imaginar una tan mala organización en un país como Estados Unidos.

Y es que la verdad las autoridades no tomaron en cuenta que los aficionados al futbol, y en este caso, Colombia y Argentina, se iban a comportar de esa manera. En partidos, por ejemplo, en Argentina, la seguridad es infinitamente mayor.

Y sí, esta turba tomó por sorpresa a los organizadores de la Copa América, a quienes manejan el estadio y a las propias autoridades de Miami.

Eran pocos los elementos de seguridad para contener a las personas en un estadio que, durante la temporada regular de futbol americano, el cuerpo de seguridad está acostumbrado a recibir cada 15 días a 65 mil 326 aficionados.

Pero lo cierto es que muchos asistentes al final de la Copa América se portaron muy mal, y nadie los pudo contener, intentaron cerrar las puertas, pero en lapsos las tenían que abrir para que la gente no quedara aplastada, es más, en muchos casos ni siquiera revisaron los boletos.

Con una hora 22 minutos de retraso inició el partido, la final se llevó a cabo y redujeron los conatos de pleitos entre aficionados. La policía de Miami comenzó a recorrer las gradas y a sacar a todos los aficionados que entraron sin boleto y, con ello, la Copa América terminó mejor de lo que empezó.

Y es que la organización y la seguridad en esta pasada Copa América fue un desastre. Días antes, en el partido de semifinales entre Uruguay y Colombia, disputado el miércoles 10 de julio, hubo otro hecho violento entre futbolistas y aficionados.

Lo sucedido en el estadio Hard Rock, de Miami, mostró la vulnerabilidad al no contar con más de una zona de acceso o dividir a los aficionados entre quienes le iban a Colombia y quienes le iban a Argentina, sino que mezclaron al público y eso generó mucho conflicto entre las distintas aficiones.

La realidad es que la seguridad quedó rebasada y, con ello, surgieron dudas de si Estados Unidos está preparado para albergar el siguiente evento futbolístico de mayor envergadura, como es la Copa del Mundo en 2026.

Un evento en el que compartirá sedes con México y Canadá, al que llegarán aficionados de otros 45 países del mundo y, por ello, la interrogante es si existe la suficiente capacidad y garantía en el tema de seguridad.

Por lo pronto, los organizadores tienen poco menos de dos años para hacer una estrategia efectiva para poder llevar a cabo el Mundial 2026, garantizando la seguridad.