EU: otro reto para Claudia

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Por fin estamos acabando unas larguísimas campañas electorales en México, y ahora estaremos inmersos en las de Estados Unidos, porque sin duda, nuestro país es una parte fundamental en el discurso electoral de demócratas y republicanos. 

A México le adjudican las muertes por fentanilo, que son más de 100 mil al año en aquel país, y también nos responsabilizan de no frenar la migración por no resguardar nuestra frontera sur.

Así que a cinco meses de la elección en donde el presidente Joe Biden busca reelegirse, entró en vigor una de las políticas migratorias más controvertidas.

Se trata del cierre temporal de la frontera sur para los migrantes. Se ordenó la suspensión de las solicitudes de asilo de las personas que crucen entre puertos de entrada, cuando los niveles de tránsito superen los 2 mil 500 encuentros fronterizos al día.

La decisión se debe a que por más de un año la cifra ha sido rebasada y ha tenido como consecuencia el desborde de la frontera que comparte con México, así como varias ciudades denominadas “santuario”, donde miles de migrantes permanecen acampando en las calles.

Sólo en abril pasado, las autoridades estadounidenses registraron unos 4 mil 300 encuentros diarios con inmigrantes indocumentados entre puertos de entrada. Las restricciones no se levantarán hasta que disminuyan a menos de mil 500 al día durante al menos una semana.

Mientras que, en mayo, unos 3 mil 800 migrantes cruzaron la frontera cada día, dando un total en ese mes de 118 mil detenciones, y fue en diciembre 2023 cuando la crisis se agudizó, pues en ese periodo unas 10 mil personas entraban a Estados Unidos a diario.

Con las nuevas medidas, Joe Biden realiza modificaciones al llamado Título 8, el cual ya limitaba la entrada de migrantes, con la nueva orden ejecutiva de Biden queda restringida la entrada y el asilo de indocumentados, y acelera las deportaciones.

Es decir, que las personas que crucen la frontera no podrán solicitar asilo cuando los niveles superen el umbral, que como ya explicaba, es de 2 mil 500 al día, con algunas excepciones, como en el caso de los menores no acompañados, y no todos los solicitantes serán remitidos a una prueba que determina que el migrante está en peligro de vida si regresa a su país.

Se complica más

Migrantes que buscan asilo son procesados por agentes de la Border en California.
Migrantes que buscan asilo son procesados por agentes de la Border en California.Foto: AP

Las solicitudes de asilo también siguen estando permitidas para quienes concertan citas a través de la aplicación CBP One y luego lleguen a un puerto de entrada. Esos casos no se consideran para el límite.

Ésta es la política migratoria más estricta que ha tenido el presidente Biden, pero también es muy similar a la que implementó Donald Trump cuando llegó al poder. Toda su campaña se centró en construir un muro para proteger a Estados Unidos de los “bad hombres”, que pudieran llegar a su país y poner en riesgo a sus ciudadanos.

Incluso, llegó a hablar de que el Presidente López Obrador había pagado millones de pesos en seguridad en la frontera sur a petición suya, para disminuir el flujo migratorio.

Hay que recordar que, en varias oportunidades, Trump trató de cerrar la frontera de Estados Unidos para los solicitantes de asilo, pero sólo tuvo éxito en 2020, cuando implementó una norma de emergencia durante la pandemia por Covid-19, con el fin de cerrar la frontera para la mayoría de los migrantes.

El discurso de Trump contra México, culpando a nuestro país en temas de seguridad, le ha beneficiado mucho en la opinión pública de su país. Incluso, congresistas republicanos y el mismo Trump han dicho que en caso de que éste llegue a la Presidencia, aún encontrado culpable en los juicios que enfrenta y que de todas maneras puede hacer campaña presidencial, podría intervenir en México contra los cárteles de la droga, al considerarlos terroristas. 

Hay una ley en Estados Unidos que permite que se defiendan en territorios extranjeros, si sienten que la seguridad de su país está en riesgo.

A esto hay que sumarle que Estados Unidos tiene detectado que los grupos que trasladan a los migrantes hoy forman parte de los grandes grupos criminales mexicanos del narcotráfico.

Los migrantes que intenten llegar a Estados Unidos serán expulsados en algunos casos en cuestión de horas o días, aunque reconocieron que depende del país de origen. Estados Unidos ya realiza vuelos de repatriación a algunos países, entre ellos India y El Salvador.

Pero los ciudadanos mexicanos, así como los procedentes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, serán devueltos a México, como se hacía anteriormente.

Así que, además, hay un problema real de miles de migrantes que se quedan en México.

El Presidente  Biden, en un tono diplomático, habló de una buena relación con México, y reconoció los esfuerzos para detener el flujo de migrantes antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos.

Lo cierto es que una cosa es el discurso que tiene hacia México, y otro, es el que maneja para sus votantes.

Lo cierto es que, para los estadounidenses, el discurso de dureza en la frontera es muy bien aceptado, les da mucha seguridad, así que ambos partidos se mantendrán en esa línea y radicalizándola cada día más.

Faltan 5 meses intensos en Estados Unidos y de tensión con México.

Y a los migrantes y al tema del tráfico de drogas, hay que sumarle la negociación que se está dando sobre el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.

Así que la relación bilateral entre México y Estados Unidos es otro gran reto que enfrentará el nuevo Gobierno.