Bibiana Belsasso

“La farmaciota”

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Han pasado cinco años desde que el Presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder y le quedan 10 meses para atender asuntos pendientes y terminar de cumplir las promesas que hizo. Quizá la mayor deuda con la población es el muy poco eficiente sistema de salud que tenemos, y la falta de medicamentos.

Hicieron de todo para destruir el sistema de salud del antiguo régimen, pero construyeron muy poco en el actual.

El mismo Presidente ha reconocido que permanece en su lista el proyecto para rescatar al sistema de salud pública, el cual es calificado por especialistas como precario.

Desde que estuvo en campaña prometió que sería un sistema de salud mejor o parecido al de Dinamarca, lo cual reiteró al inicio de su administración, lo cierto es que ni siquiera llegamos a tener un sistema de salud capaz de abastecer medicamentos.

En cinco años, la salud pública en México ha sufrido reveses. En muchas clínicas y hospitales del sector salud no hay ni lo más indispensable para poder trabajar. Muchos doctores están pagando de su sueldo insumos para poder atender a la gente, y han sido amenazados que si hacen alguna declaración pública al respecto, perderán sus empleos.

Como parte de la solución, en este cierre de año, el Gobierno federal anunció la compra de unas bodegas que pertenecían a una tienda departamental con la finalidad de almacenar los fármacos necesarios, se trata de la “superfarmacia”, la cual está ubicada en Huehuetoca, Estado de México, cerca del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

Es una inversión de dos mil millones de pesos, donde, por el momento, aún no hay medicamentos, pero según funcionarios la bodega comenzará a ser abastecida y aseguran que el almacén nacional podría inaugurarse el 30 de diciembre, en menos de un mes, pero ante un imprevisto, podría cambiar la fecha al 15 de enero de 2024.

Una “superfarmacia” que tendrá que operar de manera eficaz. ¿No cree usted que cada centro de salud debería de tener sus medicamentos?

Imagínese nada más, un usuario se siente muy mal, va al centro de salud y le dan una receta, pues esa receta desde que se surta hasta que se entregue pasaran días. Pero además, el costo del envió es alto.

Hoy, el mayor problema con los medicamentos es realizar las compras con tiempo, porque desde que se hace el pedido hasta que pueda llegar a los centros de salud es muy tardado. Esto se hubiera resuelto desde el inicio de la administración con una planeación adecuada.

A llenarlo

Recorrido de autoridades de la Secretaría de Salud y Cofepris por el almacén ubicado en el municipio de Huehuetoca, Estado de México, el cual podría inaugurarse el próximo 30 de diciembre, o aplazarse al 15 de enero de 2024.
Recorrido de autoridades de la Secretaría de Salud y Cofepris por el almacén ubicado en el municipio de Huehuetoca, Estado de México, el cual podría inaugurarse el próximo 30 de diciembre, o aplazarse al 15 de enero de 2024.Foto: Especial

Y las cadenas de distribución también son muy importantes. Trasladar medicamentos requiere de una logística muy especial. En muchos casos no les puede dar el sol, o requieren refrigeración.

La pregunta del millón: ¿Cómo van a llegar estos medicamentos de una farmacia en el centro del país las comunidades más alejadas.

Hay muchos riesgos en concentrar todos los medicamentos del país en una sola bodega. Algunas medicinas terminarán caducando ante la imposibilidad de distribuirlas a tiempo, y en otros casos, si lamentablemente ocurre un accidente en esa bodega, se acaba toda la posibilidad de todos los medicamentos del país.

Pero hay otro problema real. En muchos estados, los sistemas de salud están mucho mejor incluso que los del Gobierno federal, pues ahora se busca que los recursos de salud de los estados los maneje el Gobierno federal.

Se está presionando para que las entidades federativas entreguen su presupuesto, personal y hospitales a la Federación, a cambio, dicen, de poder lograr un sistema de salud más eficiente.

Por ejemplo, estados del país como Guanajuato y Jalisco, donde el sistema de salud es más eficiente que el servicio que brinda el Gobierno federal, no quieren entregar sus recursos, ya que con las nuevas disposiciones se corre el riesgo de que lo que se ha logrado conservar y está funcionando en sistemas de salud se deteriore.

Estamos hablando de la salud de los mexicanos. No es posible que se especule con un tema tan importante para ganar adeptos políticos, y no se debe de gobernar con ocurrencias, cuando está en juego la salud y la vida de tantas personas.

Los datos duros son contundentes y lo dicen todo: según el informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el porcentaje de personas con carencia por acceso a los servicios de salud pasó de 16.2 por ciento a 39.1 por ciento entre 2018 y 2022.