“Hay que investigar para detener, no detener para investigar”

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Bibiana Belsasso *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Javier Coello Trejo acaba de publicar un libro que se llama El Fiscal de Hierro. Memorias. Es un hombre al que le ha tocado vivir de cerca el poder, la justicia y también la injusticia en este país.

Hoy platicamos con Javier Coello Trejo sobre sus memorias, la detención de Amado Carrillo Fuentes y cómo cuenta el exfiscal que le salvó la vida, y luego el narcotraficante le informó de que se planeaba un secuestro en contra de su hijo, la historia de los jóvenes de la Liga 23 de Septiembre y los desaparecidos, y cómo se recuperaron las joyas robadas del Museo Nacional de Antropología. Pero además, nos platica cómo se hizo la entrega de la Miss Moni, dueña del Colegio Rébsamen en medio de trampas y traiciones.

Bibiana Belsasso (BB): ¿Qué sucede con el asesinato que cometió la Liga 23 de Septiembre a Don Eugenio Garza Sada?

Javier Coello Trejo (JCT): Me entero porque en la época del presidente López Portillo, le ordenan al señor procurador, don Óscar Flores Sánchez, hacer una investigación a fondo de todo esto, entonces a mí, con otros agentes del Ministerio Público, me encomienda hacerla, para saber la realidad y la verdad de todo. Vimos que había muchos desaparecidos, encontramos algunos en Estados Unidos, otros habían muerto, pero el caso concreto era el de Jesús Piedra Ibarra, investigamos, fuimos a todas las fuentes de información y don Óscar recibió a doña Rosario Ibarra de Piedra y le explicó frente a mí y a otro abogado que el presidente Echeverría ya había ordenado la negociación para la libertad de don Eugenio. Se había logrado y, cuando lo suben al carro para llevarlo a entregar, Jesús saca la pistola y le dice con groserías que era un rico y ¡pas!, lo mata.

Don Óscar Flores le explicó a doña Rosario, cómo había fallecido su hijo en un enfrentamiento en Monterrey en donde, obviamente, estos señores guerrilleros se llevaban a sus víctimas porque la forma de identificarlos era que al muerto que se quedaba tirado, se le seguía la huella.

Entonces, muchos desaparecidos realmente no lo fueron, murieron en enfrentamientos y, otros…, unos se fueron a Cuba, otros a Estados Unidos y la relación, todo eso se le entregó a la señora Rosario, cosa que ella nunca dijo.

El abogado, Javier Coello Trejo, en imagen de archivo.
El abogado, Javier Coello Trejo, en imagen de archivo.

BB: Licenciado, hay otro tema, el tema Amado Carrillo.

JCT: El secretario de la Defensa, en aquel momento el general Riviello, me llama por teléfono y me pregunta que quién era Amado Carrillo Fuentes, yo le contesto que era un narcotraficante, segundo de mando en la organización de narcotráfico de Ciudad Juárez, él dependía directamente de Rafael Aguilar, entonces me dice: “Pues véngase, aquí lo tengo”, me voy a la Defensa Nacional y lo veo, el señor estaba casi ya a punto de morir, fue interrogado, fuerte, y el general me dice: “Lléveselo, Coello”, y le digo: “Oiga, señor, ¿cómo me lo voy a llevar?, se me va a morir a aquí”.

BB: ¿Interrogado fuerte se refiere a tortura, o a qué?

JCT: No tortura, interrogatorio, ahora le llaman tortura, pero fue un interrogatorio muy fuerte, porque el señor apenas respiraba.

Entonces yo pido instrucciones y me autorizan, y monto una unidad de terapia intensiva en uno de los separos de la Procuraduría General de la República y pues le salvamos la vida. Fue por una sencilla razón, yo como subprocurador de la República y como ministerio público federal no podía tolerar que nadie se me muriera en un separo, imagínese nada más la bronca en que yo me hubiera metido, fundamentalmente con la prensa. Entonces, sí le salvé la vida, lo consigné y lo metí a la cárcel. Obviamente la corrupción, Bibiana, la corrupción sigue galopante.

El que es investigador es como el torero, si no tiene suerte lo coge el toro. Aquí la investigación es paciencia, es seguimiento, es inteligencia

BB: ¿Y qué hay de cierto en esta historia de que a un hijo de usted lo quisieron secuestrar y que, precisamente, de alguna forma, recibió un mensaje de Amado Carrillo de que eso iba a ocurrir para que no sucediera?

JCT: Me llamó por teléfono a la casa de usted, él quedó conmigo…, cuando lo consigno, él pide hablar conmigo y me dice que mientras él viva a mí no me va a pasar nada, le digo: “A ver mi amigo, yo no necesito que usted me proteja, yo me sé proteger solo, pero le agradezco mucho”, y pasó el tiempo, Bibiana, de repente recibo una llamada en la casa de usted, era él y me dice: “Soy Amado Carrillo Fuentes, señor, van a secuestrar a su hijo mañana al llegar a la escuela. Ordené”. Le dije: “No, Amado, perdóneme, le agradezco mucho, pero yo resuelvo mis problemas”. Y así fue, hablé con el presidente, él al Ejército, éste fue por el Estado Mayor, la Policía Judicial Federal Militar…

BB: ¿Y sí era cierto?

JCT: Ah, no, sí se les detuvo a los secuestradores, a los presuntos y yo tuve que exponer a mi hijo.

BB: Usted tuvo enfrentamientos con Carpizo, el licenciado Morales Lechuga.

JCT: Con Nacho Morales, el notario, mi amigo de toda la vida, él llega a la Procuraduría del Distrito Federal y yo a la Subprocuraduría General de la República, encargada de la lucha contra el narcotráfico, obviamente algunos casos que no eran competencia de nosotros, pero resultaba que la Policía Judicial federal y el Ministerio Público integraban los casos y se los enviábamos a Nacho, luego viene el robo de las joyas arqueológicas, esto fue en diciembre de 1985 cuando yo llego a la PGR y a través de la investigación que se hace de Miguel Ángel Félix Gallardo, detectamos a través de llamadas telefónicas, una llamada a Matamoros, a un narco pequeño que no recuerdo bien el nombre, y de ahí jalamos el hilo para dar con las joyas. El problema es que Nacho tenía la idea de que la Máscara de Jade la tenía un jeque en Arabia, cosa que no era cierto, yo estaba informándole al procurador y al señor presidente de los avances de la investigación, incluso cuando voy yo a aprehender personalmente las joyas y aperches yo invito a Nacho a que me acompañe y él dice que yo veo mucha televisión.

BB: Y lo que hemos visto de las joyas arqueológicas. El capítulo se lo voy a recomendar a los lectores, parece una novela policiaca.

JCT: Mire, Bibiana, el que es investigador es como el torero, si no tiene suerte lo coge el toro. Aquí la investigación es paciencia, es seguimiento, es inteligencia y recuerde usted, el buen cazador espera a que el venado llegue a al guaje, o sea, hay que investigar para detener, no detener para investigar.

Mucha gente no recuerda el robo de las joyas arqueológicas, logramos recuperarlas, todas, eh, no faltó ni una, y las dos que faltaban llamé a los dos que las habían comprado y las devolvieron, ahí están en el museo.

BB: Don Javier, otro tema, ¿qué pasó con la defensa de Miss Moni?

JCT: Una gran tristeza, la Miss Moni fue engañada por su medio hermano, las autoridades del gobierno local dijeron que le iban a dar cinco millones de pesos si entregaba a su hermana, y que le iban a hacer un juicio justo, obviamente después de que la tuvimos resguardada más de un año, la señora de repente me habla y dice: “Estoy entregándome aquí en la oficina del gobierno” .

BB: Sin consultarlo.

JCT: Nunca. Y le voy a decir algo, ya fue juzgada, pero la señora heredó las escuelas, ella no las construyó, se olvidaron de que nosotros teníamos todas las pruebas, nunca permitieron que nosotros entráramos a la carpeta de investigación. ¿Por qué? Obviamente porque íbamos a acreditar que la señora no era culpable, yo no puedo entender que alguien pretenda o piense en matar a niños, con todo respeto, pero bueno, ella así lo escogió, fue engañada, no supe más, yo me quedé con todas las pruebas, nunca vinieron a recogerlas, ni los nuevos abogados, ni la familia, dictámenes técnicos, dictámenes por dron, a donde nunca hubo una alberca ni un jacuzzi, el piso era de madera, de ésos que se ponen para los asolearse. Bueno, ella así lo seleccionó, ella fue engañada, pobrecita, y que Dios la bendiga.

EL FISCAL DE HIERRO. MEMORIAS
EL FISCAL DE HIERRO. MEMORIAS
  • Autor: Javier Coello Trejo
  • Editorial: Planeta
  • Costo: 348 pesos
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