Bibiana Belsasso

Michoacán bajo fuego

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mientras el discurso y la atención está puesta en quien será nuestro próximo presidente, en las encuestas para definir candidatos tanto del Frente Amplio por México como de Morena, y nos adelantamos al 2024, estamos dejando de ver el presente.

México está cada día más sumergido en la violencia; una crueldad, furia y agresión que estamos normalizando. De norte a sur, muy pocos sitios del territorio nacional se salvan de vivir bajo el yugo de los criminales.

Michoacán es un estado donde desde hace más de dos décadas las disputas entre grupos para cooptar jóvenes para formar parte de las filas del crimen organizado, trabajar en el trasiego y venta de droga y tener el control de los cobros de piso y extorsión para los limoneros y  aguacateros, entre otros productores, ha hecho imposible que la gente viva tranquila.

La violencia en Tierra Caliente parece no tener fin, desde hace 20 años es una zona de guerra que en ocasiones amanece en calma y permite a sus habitantes un respiro, pero de un minuto a otro la paz se termina y empiezan las ráfagas de balas.

Apatzingán, Aguililla, Parácuaro, Buenavista, Nueva Italia, La Huacana o Tepalcatepec han sido noticia en estas dos décadas, estamos hablando de una de las zonas más productivas del país, en donde los delincuentes han encontrado su forma de vida extorsionando y sembrando miedo en la población.

La geografía del crimen organizado ha ido cambiando en la zona. Hace unos años, La Familia Michoacana y después Los Caballeros Templarios controlaban el territorio. Ahora son muchos más los grupos, lo cual significa aún mayor violencia, cada una de esas organizaciones busca el control y se enfrentan entre ellos.

Ahora operan Los Viagra, La Nueva Familia Michoacana, el Cártel Jalisco Nueva Generación y un nuevo grupo de Los Templarios, quienes resurgen a base de alianzas.

Todos estos grupos necesitan jóvenes que trabajen con ellos. Éstos son cooptados por el crimen organizado por medio de engaños. Muchas veces les dicen que van a trabajar en un lugar con prestaciones, y una vez que llegan matan a alguno de ellos para mostrar su poderío  y los demás son obligados a trabajar con ellos. De halcones, sicarios, cobradores de extorsiones y distribuidores de drogas.

Sus operaciones criminales entre otras  suceden gracias al despojo de los productos más importantes que se cosechan en Tierra Caliente, pues Michoacán produce el 27% del limón a nivel nacional y es el estado que encabeza la producción de aguacate, mucho del cual se envía a Estados Unidos.

Están cobrando a los productores y a los vendedores de limón y aguacate. Por eso ha aumentado mucho el precio de estos productos.

Nuevamente, ante un escenario de violencia

Más de mil agentes de la GN y el Ejército fueron desplegados en Michoacán, el domingo.
Más de mil agentes de la GN y el Ejército fueron desplegados en Michoacán, el domingo.Foto: Cuartoscuro

El ejemplo de esta guerra sin cuartel es lo ocurrido el fin de semana pasado, cuando el viernes 25 de agosto hombres armados interceptaron la camioneta donde viajaban cortadores de limón por la carretera Apatzingán-Chiquihuitillo, ahí los bajaron de la unidad, amenazaron, colocaron un explosivo en el vehículo y explotó dejando la unidad en llamas.

Éste fue el segundo ataque al sector en 10 días. El 18 de agosto, cortadores de limón fueron agredidos en el camino a Tepetates, a la altura del crucero de Las Cahuingas, 10 kilómetros al noroeste de Apatzingán.

Para el sábado 26 de agosto los ataques incrementaron, policías municipales fueron emboscados y atacados en tres ocasiones distintas y el domingo sicarios bloquearon las salidas del municipio de Buenavista-Tomatlán con vehículos en llamas, una agresión que se extendió a Apatzingán y Uruapan, donde reportaron agresiones como la quema de comercios.

Estos hechos violentos son producto de la presunta ruptura en Cárteles Unidos, luego de que sus aliados, Los Viagras, se unieran al Cártel Jalisco para ir en contra de Los Caballeros Templarios y la Nueva Familia Michoacana.

La violencia en Michoacán ha sido la historia de dos décadas en ese estado. En mi trabajo como reportera hemos documentado durante tiempo lo que sucede en Michoacán.

En el 2009 vimos como en supuestos centros de atención a adictos, eran secuestrados jóvenes para  meterlos a trabajar con La Familia Michoacana.

Años después, en 2014, regresé al estado cuando comenzó el desarme de las llamadas autodefensas. Pero en ese momento Los Caballeros Templarios, tenían el control del mineral de hierro que obtenían por medio de extorsiones y exportaban a Asia, sacando el material desde  patios de acopio cercanos al Puerto Lázaro Cárdenas para evadir las revisiones del personal de la Marina.

En ese tiempo, por temor, muchos concesionarios de las minas dejaron a Los Templarios trabajar la mina o bien les daban los permisos para que el hierro que exportaban a China fuera “legal”. Algunos empresarios que se atrevieron a denunciar fueron simplemente asesinados. Pero además las cooperativas locales eran obligadas a transportar el producto, les decían que a cambio de protección.

Entró la Policía Federal y la Marina a esa zona y durante poco tiempo hubo control en la seguridad. Pero no fue una paz definitiva.

En ese momento estaba la figura de Hipólito Mora, un productor de limón, quien en 2013 tomó las armas para crear el primer grupo de autodefensas en Michoacán, ante el hartazgo de pobladores y agricultores por las extorsiones de Los Caballeros Templarios, de esa manera buscaban poner un freno a estos criminales.

Pero estos llamados “grupos de autodefensas” también tenían intereses propios; 10 años después, Hipólito Mora fue asesinado en la misma comunidad que defendió, pese a estar custodiado por autoridades federales, su crimen ocurrido el 29 de junio pasado, un crimen que permanece sin justicia, los autores materiales e intelectuales permanecen libres, cometiendo las mismas extorsiones a los pobladores de Buenavista.

Hace unas semanas, la asociación de limoneros denunció que el incremento de extorsiones se dio luego de “una reunión entre células delictivas”, que se organizaron para cobrar una sola cuota.

Los criminales repartieron avisos y colocaron mantas donde les anunciaban que subirían la cuota de 20 centavos a un peso por kilo de limón, y quien no pagara, sería castigado y quemarían su huerta, empacadora o tractores.

Es la historia que se repite en Michoacán, donde los pocos productores de limón y aguacate buscan sobrevivir en medio de la llegada o surgimiento de nuevos grupos criminales, muchos de ellos incluso amparados por autoridades locales.

Hoy Michoacán está nuevamente en llamas.