Bibiana Belsasso

Los nuevos polleros

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Bibiana Belsasso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Desde hace una semana, Estados Unidos ha triplicado la deportación de migrantes.

Y es que el ingreso de personas de manera ilegal a nuestro vecino país en el último año ha roto récord en cifras. Lo que sucede es que hoy en día muchos delincuentes que pertenecen a grupos criminales han visto la migración como un negocio millonario. Y sin duda lo es.

Aquellos que se hacen pasar por organizaciones civiles que arropan a los indocumentados, en realidad hacen el trabajo de los antiguos polleros de llevar a personas ilegales a Estados Unidos. Sólo que hoy ese negocio es operado por personas que trabajan para los cárteles de la droga.

Muchas personas ahorran durante años para poder pagarle a los traficantes de personas y así llegar a Estados Unidos y cumplir el sueño americano. Es la única manera que tienen muchos para salir de la violencia y pobreza extrema.

Estos traficantes los tratan como si fueran objetos, y a algunos los dejan atrapados en tráileres junto a decenas de personas que mueren por asfixia conforme pasan las horas.

Además de traficar con los migrantes, a quienes extorsionan, esos grupos criminales introducen droga por las mismas rutas. Muchos migrantes son secuestrados para ser prostituidos. En América del Norte, 25% de las víctimas del delito de trata son migrantes. Esto es porque el corredor migratorio México-Estados Unidos es el más transitado.

La mayoría de los migrantes entran por Chiapas, una zona controlada por los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y del Golfo, el tráfico de migrantes en esta zona se ha convertido en uno de los negocios ilegales más redituables además del tráfico de drogas.

La ruta del Golfo de México, que comprende precisamente Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas, es la más utilizada por los migrantes para llegar a Estados Unidos o bien por los cárteles que trafican con ellos.

Para estos grupos, organizar y llevar caravanas de migrantes hasta la frontera entre México y Guatemala es ya una forma de operar, pues a través de engaños y con mensajes en redes sociales comienzan a organizarlos para que se animen y emprendan el viaje.

Las autoridades mexicanas estiman que los polleros cobran por cruzar a los centroamericanos a Estados Unidos de 70 mil a 209 mil pesos, y para quienes viajan desde otro continente el precio se eleva hasta 313 mil pesos.

Migración, negocio para el crimen

En su intento por cruzar la frontera con EU, una pareja de indocumentados fue descubierta por la Patrulla Fronteriza, la semana pasada.
En su intento por cruzar la frontera con EU, una pareja de indocumentados fue descubierta por la Patrulla Fronteriza, la semana pasada.Foto: Cuartoscuro

Recordemos que en el tráfico de migrantes los precios se fijan de acuerdo con la nacionalidad, pues los criminales establecen una base ante los obstáculos para el traslado y también considerando las posibilidades económicas de los mismos migrantes de cada país.

Según la Secretaría de Gobernación (Segob), casi 14 mil menores de edad fueron repatriados desde el país vecino, en su mayoría son de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Tamaulipas. Pues estos delincuentes cobran entre dos mil y cinco mil dólares para cruzar a personas a los Estados Unidos, muchos, menores de edad, que viajan sin compañía.

El 92% de estos niños tienen edades de entre 12 y 17 años, así lo reveló el documento denominado “Niñas, Niños y Adolescentes migrantes en situación migratoria irregular, desde y en tránsito por México” y publicado por esa dependencia.

Desde 2016, este fenómeno ha ido en aumento, siendo 2021 el año con más casos al reportar 22 mil 830 menores de edad deportados. Estados Unidos ha llevado a cabo estas repatriaciones por ocho puntos fronterizos: Nogales, Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa, Piedras Negras, Mexicali y Matamoros. La mayoría son menores de 11 años de edad, mientras que 42% del total, son mujeres. Y reitero, estos menores de edad y mujeres son trasladados por miembros del crimen organizado que se dedican a trasladar droga y personas.

Hay que cruzar esta información para darnos cuenta de la magnitud del problema: por ejemplo, Chiapas, que es el estado con el mayor tránsito de migrantes, es también un estado donde pasan toneladas de droga. Recientemente, se han intensificado los decomisos de cocaína en altamar en esa zona.

El pasado 6 de noviembre, un grupo delictivo arrojó al mar 44 bultos con mil 312 kilogramos de cocaína, a 340 kilómetros, al suroeste de Puerto Chiapas. A través de los trabajos de inteligencia, efectivos de la Marina detectaron las operaciones e interceptaron el cargamento.

Chiapas tiene al menos seis rutas para el tráfico de droga y es un estado disputado, principalmente, por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, debido a que tienen el mayor contacto con cárteles de Sudamérica para el envío de la droga.

En las costas de esta entidad, así como en Oaxaca, Michoacán, Colima y Guerrero, es donde más cargamentos de cocaína se han interceptado. Justo casi en los mismos estados donde han regresado a los menores deportados.

En Guerrero, hace días, también se realizó un decomiso relevante en las costas de Acapulco, ocurrió el 28 y 29 de octubre, eran mil 200 kilogramos de clorhidrato de cocaína y dos embarcaciones con 65 bidones con tres mil litros de combustible, además hubo ocho detenidos.

Con los cárteles de la droga manejando a los migrantes, éstos se convierten en un riesgo para las autoridades estadounidenses. La realidad es que estos migrantes están siendo víctimas de delincuentes profesionales, quienes los engañan, extorsionan y les quitan lo poco que tienen.

Ésta es la tragedia que se vive, una y otra vez.