¿Alguna vez ha escuchado las expresiones “teoría conspirativa”, “teoría de conspiración” o “teoría conspiratoria”?
Suelen usarse para referirse a ciertas hipótesis alternativas a las oficiales que intentan explicar un acontecimiento o cadena de éstos, ya sea políticos, sociales, económicos, religiosos o históricos, a través de la acción secreta de grupos poderosos. Muchas veces estas teorías son absolutamente ridículas, pero la gente las cree. Su hipótesis general es que ciertos sucesos importantes fueron causados por conspiraciones ocultas misteriosas. Aquí en México se dijo que los acontecimientos de 1968 iniciaron con la idea sembrada al presidente Díaz Ordaz de que había una conspiración mundial para afectar las olimpiadas. Pero también, sin información sólida, se ha hablado de golpes de Estado militares o de conservadores opuestos al Gobierno.
En el mundo sucede lo mismo. QAnon, surgida en 2017, es una de las principales teorías de la conspiración difundidas en Estados Unidos. La idea central es que existe una élite secreta que gobierna el país y mantiene una red mundial de tráfico sexual de menores, en la cual supuestamente se encuentran personajes como Hillary Clinton, Barack Obama, Tom Hanks, George Soros u Oprah Winfrey. Según los seguidores de QAnon, el presidente Trump, apoyado por parte de las Fuerzas Armadas, libra una lucha en las sombras contra esa élite. QAnon se ha mezclado con otras teorías, como Plandemic, que señala que la pandemia fue planeada por una élite secreta.
Uno de mis autores favoritos es el historiador Yuval Noah Harari, autor de De animales a dioses y Homo Deus, publicó un artículo muy interesante en The New York Times sobre las teorías de la conspiración y cómo pueden transformar el rumbo de países enteros. Una encuesta realizada en 25 países preguntó a a 26 mil encuestados si creían en “un solo grupo de personas que en secreto controla sucesos y gobiernan juntas el mundo”: 37% de los estadounidenses respondió que es “definitiva o probablemente verdad”, 45% de los italianos coincidió, igual que 55% de los españoles y 78% de los nigerianos. Habrá que hacer una encuesta en México, pero, sin duda, los resultados serán similares. ¿Cuántos no piensan, por ejemplo, que todos nuestros problemas son por “la mafia del poder”?
Yuval habla de las teorías de la Camarilla Mundial que argumentan que, debajo de un sinnúmero de sucesos en el mundo, un solo grupo siniestro está a la caza. No importa quién sea el protagonista: masones, brujas, satanistas, extraterrestres, reptilianos o quien usted elija; la estructura es la misma: Un grupo controla casi todo lo que ocurre, y al mismo tiempo, oculta ese control. Estas teorías atraen a grandes grupos de seguidores porque ofrecen una sola explicación para infinidad de procesos complicados. Dice: no necesitas estudiar historia para comprender la guerra en Siria, que es parte de la “gran conspiración”. Lo mismo con la pandemia de Covid-19, no tiene nada que ver con ecosistemas, murciélagos y virus; sin duda, es parte de la conspiración. La teoría abre todos los misterios del mundo y ofrece una entrada a un círculo exclusivo de personas que entienden la conspiración, los hace más inteligentes al promedio, e incluso los eleva por encima de la élite intelectual y la clase gobernante. Pero estas teorías cometen un error básico: Suponen que la historia es muy sencilla. La premisa clave es que resulta relativamente fácil manipular el mundo; es decir, un pequeño grupo de gente puede comprender, predecir y controlar todo, desde las guerras y las revoluciones tecnológicas hasta las pandemias. Tiene una capacidad particularmente extraordinaria para prever los movimientos en el tablero mundial. Cuando sueltan un virus no sólo pueden predecir cómo se propagará, sino también cómo afectará la economía global un año después. Cuando comienzan una guerra, saben cómo terminará. Pero el mundo es mucho más complicado de lo que quieren hacer creer.
Yuval habla de la invasión de EU a Irak en 2003, bajo el argumento de que quería eliminar las armas de destrucción masiva y terminar con el régimen de Sadam Husein. Con estos objetivos, EU desplegó el mejor ejército del mundo y gastó billones de dólares. Pero el resultado fue una completa debacle. No había armas de destrucción masiva y el país quedó hundido en el caos. El gran ganador de la guerra fue Irán, pues se convirtió en la potencia dominante de la región. ¿George W. Bush y Donald Rumsfeld eran espías iraníes a cargo de ejecutar una ingeniosa conspiración diabólica que ideó Irán? Para nada; la conclusión es que es increíblemente difícil predecir y controlar los asuntos humanos.
La publicidad juega un papel importante. De hecho, en muchos casos, una gran publicidad es un prerrequisito para obtener un gran poder. Advertir que no hay una sola camarilla que controle en secreto a todo el mundo, no sólo es correcto, sino que también empodera, pues quiere decir que puedes identificar las facciones que compiten en nuestro mundo, y aliarte con algún grupo. De eso se trata la política verdadera. Las conspiraciones se dan desde en las juntas de la escuela, en el trabajo o en partidos políticos. Les recomiendo leer a Yuval Noah Harari