Cada día aumenta el número de niñas, niños y adolescentes que han sido secuestrados por el crimen organizado para explotarlos principalmente para trabajos sexuales.
Lo que este delito genera en ganancias económicas es enorme: cada menor de edad puede representarles unos mil 500 pesos diarios a los tratantes. Si eso lo multiplicamos con la cantidad de niños y niñas que son forzados a hacer este tipo de trabajo, son millones de pesos en ganancias para estos criminales.
México se encuentra en primer lugar en el delito de pornografía infantil y a diario mil 600 depredadores sexuales andan en busca de niños, niñas y adolescentes, según datos de organizaciones civiles.
Además, México está en los primeros tres lugares del mundo con mayor explotación infantil, solamente después Tailandia y Camboya, donde más turismo sexual se da. Y cada niño o niña cooptado por las redes de tratantes son vidas perdidas, llenas de sufrimiento y de violencia.
Hoy, el crimen organizado no sólo se dedica al trasiego de drogas, en la explotación infantil han encontrado un negocio muy lucrativo y cada día son más hábiles para poder cooptar y robarse a menores de edad para prostituirlos. Casi 80 por ciento de los casos de trata de personas en nuestro país es manejado por organizaciones criminales muy estructuradas.
Erradicar la trata de personas está en las prioridades de la agenda de Naciones Unidas, que advirtió en su reporte de 2021 que en los últimos 15 años se ha triplicado el número de víctimas menores de edad por el delito de trata con fines de explotación sexual, pasando de 10 por ciento al 30 por ciento.
Ha bajado la denuncia del delito, pero en realidad el aumento en las niñas, niños y adolescentes es exponencial. Lo cierto es que cada día es más difícil detectar el delito porque los criminales se van perfeccionando.
Y también las sentencias contra tratantes de personas han reducido, pero no porque el delito disminuya, sino porque a muchas víctimas les cuesta trabajo denunciar, tienen miedo, son amenazadas y por ello, cuando son liberadas, evitan llevar a cabo procesos legales.
Otras víctimas huyen sin recibir ningún tipo de atención o seguimiento, porque quieren estar lejos de sus captores; muchos pertenecen a círculos de poder, por lo que difícilmente son detenidos o llevados a juicio.
Pero, además, hacen falta leyes más claras para poder sancionar a estos delincuentes que se roban la vida de los niños y niñas.
Una de las formas en cómo los grupos criminales trafican con los menores de edad es a través de vuelos comerciales. Por ello es de suma importancia el rol que juegan las aerolíneas, al igual que sus empleados, desde pilotos, sobrecargos y trabajadores terrestres.
Ante esta situación, se ha logrado establecer un frente en la lucha contra la trata de niños, niñas y adolescente, a través de Ojos en el Cielo, que cumple 10 años, una iniciativa de Volaris, a la que se sumó hace seis años Fundación Azteca y que busca ayudar a pequeños en peligro.
Unidos por la infancia
Esto se debe a que más de tres millones de personas viajan por todo el mundo con la intención de explotar sexualmente a menores de 18 años, así lo documenta ECPAT México, que también ha hecho alianza con la iniciativa de Volaris y quienes tienen un movimiento mundial cuyo objetivo es lograr el fin de la prostitución, la pornografía y la trata.
El protocolo The Code que usa Volaris es de ECPAT y se aplica no sólo en México, sino en países de Centro y Sudamérica.
El trabajo de la Red ECPAT es orientado por la agenda para la acción derivada de la Declaración de Estocolmo contra la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes con fines comerciales, adoptada en 1996 y reafirmada en 2001 por 154 gobiernos. Se quiere lograr que en todas partes del mundo las niñas, niños y adolescentes disfruten de sus derechos humanos, libres y a salvo de la explotación sexual.
Y es que el tema no es menor, pues más de 12 mil 700 menores de edad víctimas del delito de trata de personas recibieron asistencia de la Organización Internacional para las Migraciones en los últimos 20 años. Estos pequeños procedían de 120 países y, de acuerdo con los datos, poco más de 45 por ciento eran originarios de América Latina y el Caribe. Son miles de personas expuestas a ser víctimas de trata.
Sólo en un año, de 16 mil a 20 mil niños pueden ser blanco de explotación sexual comercial, según cifras de la Secretaría de Turismo de México.
La trata infantil es un tema que debe ser responsabilidad de todos; empresas, gobiernos y población deben trabajar en conjunto.
Estas redes de colaboración deben ser incluyentes para atacar el fenómeno de manera integral. A través de Ojos en el Cielo, lo que se busca en Volaris es hacer una alianza estratégica, que ellos llaman alianza moral, con los gobiernos federal, estatales, sociedad civil, Naciones Unidas, y empresas hoteleras, como Grupo Presidente, para detectar y evitar que se sigan dando casos de trata de personas.
Se busca capacitar a toda la gente, que todos seamos ojos para poder detectar si un niño, niña o adolescente está en peligro.