Carlos Olivares Baró

Ellas escriben / 3

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Ellas escriben con valentía a pesar del ninguneo histórico, a pesar de las negaciones, a pesar de los machismos, a pesar de todas las consideraciones desdeñosas (sentimentalismo, llanto, quejidos, banalidades, clemencias...). Ellas se enfrentan a la hoja en blanco y no la toman como un espejo ni tampoco como un depósito de relentes compasivos, sino como un pañuelo para dibujar historias muchas veces silenciadas. Ellas escriben para que las cosechas revienten en los índices del verano y las improntas de la primavera. Ellas escriben arropadas en el dolor y el placer, en la búsqueda de la zozobra que incita el verbo.

Poesía no completa. Wislawa Szymborska. “Mi creencia es fuerte, ciega y sin fundamento. / Que no se enoje la felicidad, por considerarla mía”, indica Szymborska. Las palabras se miraron a los ojos y pactaron entregar su incienso a Wislawa Szymborska para que los zaguanes de su patria no perdieran las conjunciones y para, desde los más hondos alientos, erigir aromas y ardores. “Antes nos sabíamos el mundo al azar: / era tan pequeño que cabía en un apretón de manos…”, escribe la ganadora del Premio Nobel de Literatura 1996 con asombrosa naturalidad y apego a los olores del pasado frente a un presente de convulsiones crueles. Lo espiritual humano en reclusión de miedo se devela en cisuras que recurren a versículos desnudos y coloquiales: índices de un discurso que apela al humor alejándose de una retórica hueca, versos de consistencia mordaz. “Soy yo, Casandra. / Y ésta es mi ciudad bajo las cenizas. / Y éste es mi bastón y éstas mis cintas de profeta. / Y ésta es mi cabeza llena de dudas”. Rilke se agazapa en las inflexiones que contrastan saqueo y dicha en la orilla del espejo: traspaso a las fronteras del desasosiego abrigada con los ropones íntimos del lenguaje: “En una orilla la muerte; en la otra la vida. / Aquí la desesperación, allá la esperanza”.

Las olas. Virginia Woolf. “No hay barrera, cerradura ni cerrojo que se pueda imponer a la libertad de mi mente”, advierte la autora de Orlando, una de las voces fundamentales de la literatura del siglo XX. Protagonista de las primeras rutas de las vanguardias literarias, en sus narraciones y ensayos se revela el ánimo de la razón femenina. Leí Las olas en los años 70 bajo exigencias de mi mentor literario, Reinaldo Arenas. Ahora la releo y sigo asombrado por la insólita belleza de su prosa en seis monólogos interiores los cuales discurren bajo las pautas del reflujo de las marejadas en la playa: seis vidas múltiples dispares y, a la vez, concordantes. “El sol aún no se había alzado. Sólo los leves pliegues, como los de un paño algo arrugado, permitían distinguir el mar del cielo. Poco a poco, a medida que el cielo clareaba, se iba formando una raya oscura en el horizonte, que dividía el cielo del mar...”. La narrativa contemporánea abreva cada vez más en las acentuaciones de esta novela publicada en 1931: retumbos como baleos en balsa de luz sobre los ásperos frisos de la sombra. “Y también en mí se alza la ola. Se hincha, arquea el lomo”. Lectura imprescindible: releo estos folios y la luminosidad de una lámpara se eleva y el aire parece llegar fibroso en un resplandor que dialoga con el arco del fuego.   

Las olas
Las olas
Las olas
  • Autora: Virginia Woolf
  • Género: Novela
  • Editorial: Edhasa