En estos días de encierro, en el intento de ordenar libros, dicos, películas, vinilos, casetes y documentos, he dado con materiales que ni siquiera sabía que estaban en las gavetas o en los estantes entre los libros. Encontre un video que hicieron unos alumnos de la Universidad de Comunicación en la Sala Silvestre Revuelta del Centro Cultural Ollin Yoliztli en la clausura del XXXV Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enriquez en 2013. Me lo entregaron como un ejercicio que le pedí dentro de las lecciones de la cátedra de Semiotica Aplicada que impartía en la Licenciatura de Comunicación Visual.
Me dio alegría hallar esa grabación después de ocho años, la reproduzco y descubro una joyita: Concertino para orquesta, de Hector Quintanar (Mexico, 1936), Tenochtitlan (2009), de Edgar Omar Rojas Ruiz (México, 1982), Sinfonía núm. 2(2012), de Alex Jiménez Ruanova (México, 1979), y Delusions of Charles the Bold, de Daniel J. Knaggs (Estados Unidos, 1983): concierto que los alumnos grabaron de la Orquesta Filarmonica de la Ciudad de México (OFCM) con la presencia de Roberto Beltrán Zavala, director huésped, y Enrique Nieto, en las percusiones prehispánicas.
Comienza el recital con el Concertino para orquesta, de Quintanar, que la OFCM abordó con avenencia de contraste de una atmósfera etérea (delicada) y también borrascosa. Cuerdas, alientos y percusiones transitaron por recodos singulares en una caligrafía de improntas y secuencias tímbricas de procelosa y lenitiva tonalidad orquestal.
Redobles percutivos, solos de varios instrumentos (violín, viola, violonchelo...) e irrupción de los metales en una batida tras una aleatoria melodía que se empalma en una afanosa sonoridad de constantes variantes temporales/espaciales: mudas y traslaciones suscritas en un código donde la velocidad/frecuencia (rapidez, mesuras, incrementos, vivacidad...) edificaron una dinámica de inquieta prosodia.
Continúa la ronda con Tenochtitlan, de Rojas Ruiz: ejecución donde intervino el percusionista Nieto en un despliegue de ecos prehispánicos en los que tetzilacatl, concha, maracas, sonaja, tambores, teponaztli y panhuehuetl, entre otros instrumentos, escoltaron a las cuerdas de la OFCM en letánico ascenso instrumental.
Segmento sonoro protagonizado por los instrumentos percutivos prehispánicos en paralelo con trompetas y castañuelas ibéricas desafiantes. Cuerdas acuosas: solo de violín de gran belleza. Orquestación de incitante colorido. Silencios. Pausas. Amalgamas de dos acústicas. Obra de mítica exposición: Quetzalcóatl, Tezcatlipoca, reinado de Tenochtitlan, Hernán Cortés, águilas, jaguares, fuego, flechas...
La OFCM, Beltrán Zavala y Nieto supieron glosar con eficacia el complejo cosmos sonoro de la partitura de Rojas Ruiz. Ovación general y reconocimiento del director huésped al compositor presente en la sala.
En el intermedio los alumnos entrevistan al percusionista cubano-mexicano Miguel Valdés, quien expresó: “Me parecen muy variados los colores rítmicos de la percusión prehispánica. Nieto hizo gala de su sentido de la euritmia con maestría. Interesantes los contrastes logrados entre lo hispano y lo azteca en un encuentro que dio como resultado un mestizaje de gran riqueza sonora”.
Vaya documento que he descubierto en medio de la desorganización. Da continuidad la velada con el estreno en México, así señala una voz en off, de la Sinfonía núm. 2, de Jiménez Ruanova, que la OFCM afrontó bajo las conformidades de una partitura de propuesta gótica y sutiles apuntes jazzísticos. Percusiones en enunciaciones sincopadas, arpa de columpiado pulso. Varios solos de piano en clústeres de notas contiguas y recreación de frondas de marchas y danzas de presencia neobarroca.
Propuesta cercana a Stravinski, Pierre Boulez y Anton Webern, esta breve sinfonía de Jiménez Ruanova manifiesta texturas experimentales arropadas en un neoromanticismo de escritura armónica tradicional de ciertos guiños pendereckianos. El director huésped guió con destreza a la OFCM por las inquietantes abstracciones disonantes de este prometedor músico mexicano.
Terminó el convite con el estreno mundial de Delusions of Charles the Bold, del norteamericano Knaggs. Timbre de fusiones en el que los retumbos de flautas, clarinetes y trompetas juegan un papel fundamental. La OFCM formalizó bordados facundos de una obra de pompas y, asimismo, delicados tonos neoclásicos.
Ciertos bosquejos folclóricos y litúrgicos se asomaron en la ejecución de este breve poema concertino que la OFCM trasmitió con eficaz ánimo desde sigilosa concordia instrumental. Presencia del compositor que el publico refrenda con cálidos aplausos.
Entrevista con el musicólogo Luis Ausentia Saantojai: “Hay que educar el oído frente a lo nuevo. Qué bueno que la OFCM dispuso estas piezas del XXXV Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez. Pregunta algo muy difícil de responder. ¿Qué cual composición me gustó más? Las cuatro son interesantes, pero si me obligas a una contestación pronta: me quedo con Sinfonía núm. 2, de Jiménez Ruanova”.
Emocionado busco los números telefónicos de los estudianates que realizaron el trabajo. Doy con el número de Felix Armenta, quien se sorprende con mi llamada, después de tantos años. Le digo que acabo de ver el video que me entregaron aquella vez en la clase de Semiótica Aplicada en junio de 2013, le hago saber que me ha sorprendido por el magnifico trabajo en las luces, las entrevistas que hicieron y las explicaciones. “Profe, qué bueno: recuerdo que nos puso un 6, el mínimo; además de que nos hizo varios comentarios negativos acerca del trabajo”. Me quedé mudo. Colgué el teléfono: ya era tarde para ponerle un 10 al equipo de estudiantes que me legó esta reliquia musical.