Carlos Olivares Baró

Instrumentos de viento y arpas: Stravinski y Armando Luna

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Quiero compartir con los tres o cuatro lectores de estas Claves mi viaje de fin de semana por composiciones del ruso Igor Stravinski (1862 – 1971) y del mexicano Armando Luna (1964), con instrumentos de viento y arpas protagonistas de Sinfonía de instrumentos de viento y Sinfonía en tres movimientos, del cosmopolita Igor Stravinski; y Concierto para dos arpas y orquesta (Pavana Lachrimae, Tango, Cadenza I, Vals fúnebre, Chacona, Scherzo, Elegía, Burlesca, Cadenza II, Sarabanda, Toccata), del mexicano Armando Luna.

Conformidades musicales con elementos contrapuntísticos stravinskianos de reflujos y luminosidades neoclásicas; y ánimo ecléctico de preponderante colorido rítmico propio del idiolecto del compositor chihuahuense Armando Luna. Escucho un fonograma con el magnífico dueto de arpas Sondos (Mercedes Gómez y Janet Paulus).

Sinfonía de instrumentos de viento (estrenada en 1920; revisión definitiva, 1947): las flautas proponen el motivo melódico que se interrumpe con los silbos de trombones y trompetas, Diálogo instrumental de toda la sección brass en acuciantes superposiciones y paralelismos de digresiones sonoras contrastadas. Pieza dedicada al músico francés impresionista Claude Debussy (1862 – 1918); Igor Stravinski confesó: “He realizado una obra que es un gran canto, un grito objetivo de instrumentos de aliento, en vez del cálido sonido humano de las cuerdas”.

Sección brass (23 instrumentos) en una exposición de acentos agresivos de una pieza de matices rasos: zigzag en “blanco y negro”. Sin desproporción, con aprovechamiento del staccato (frases breves con cortes abruptos) y cambios sucesivos de ritmos. “Puro objeto sonoro”, advertía Stravinski. Indiscutible la presencia en esta obra de elementos concluyentes que definen la modernidad musical de Occidente en continuidad de la propuesta del mismo Debussy en el Preludio a la siesta de un fauno (1894).

Concierto para dos arpas y orquesta (2010). Once danzas de un concierto-suite de heterogénea disposición en representaciones armoniosas renacentistas (pavana, chacona), reflujos de son jarocho, huapango, jazz, tango y rock; aires neoclásicos de reverberaciones haydnianas y frunzas de Bartók: esta pieza sorprende por los acuses cadenciosos y sus concordias de prosodia irreverente.

El dueto Sondos subraya el albedrío cromático de un discurso de conjunciones lúdicas de pródigas referencias intertextuales: Pavana solemne, Tango en discordancias, Chacona en proporciones disonantes, Cadenzas solazadas, Sarabanda blanda/etérea, Toccata de animosa irradiación, Scherzo sandunguero/bizarro/jazzístico, Elegía en disonancias riesgosas y Burlesca de apuntes rockeros. Dos arpistas cómplices que glosan con maestría los contrastes de una obra arriesgada de consonancias cordiales.

Vuelta de Stravinski con Sinfonía en tres movimientos (1946): pieza que el autor de Pretrushka prefería llamar “Tres movimientos para orquesta”. Ciertos visos descriptivos (“Impresiones cinematográficas especificas de la guerra”) que por momentos hacen recordar la sonoridad de Duke Ellington (1899 – 1974) y ciertas transiciones parkerianas/gillespieianas/goodmanianas.

Allegro (primer movimiento) de cautelosa propensión sonatina; Andante-interludio (segundo movimiento) de contrastantes figuraciones neoclásicas; Con moto (tercer movimiento) de marcado carácter programático que la orquesta ejecuta con acusadas inflexiones cromáticas; elocuente diálogo de piano y arpa (fuga final de inusitado y hermoso discurso intermitente y fragmentado en aleatoria conformidades): extendidas armonías y brioso lirismo instrumental.

No concluye la parranda. Leo a la poeta mexicana Pura López Colomé: “En ciertas imágenes varían los segmentos, / se amplían, envueltos en su esencia perfumada / como si vieran, como si se vieran, como si vivieran, / y uno supiera qué sentían esas personas / al desangrarse y volverse a transfundir. / Cómo se enlazaban / pensamientos y pasiones / al vuelo / renaciendo una y otra vez”. Estoy habitado por un tropel de vestigios sonoros. Ya el anochecer inunda la lenidad de la tarde. Amén

Sinfonía en tres movimientos / Stravinsky
Sinfonía en tres movimientos / Stravinsky
Sinfonía en tres movimientos / Stravinsky
  • Artista: Orquesta Suisse Romande
  • Género: Orquestal
  • Sello: DECCA