Leer al padre

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Domingo, 18 de junio: Día del Padre. Inducido por la fecha, he vuelto a las páginas de varias publicaciones signadas por escritores, que nos invitan a reflexionar sobre las relaciones que se establecen entre la figura del padre y los hijos. Memorias, ensayos narrativos, semblanzas, diarios y relatos: el padre, protagonista; el hijo, relator de dilemas, rutas y gestos en los entornos de la familia. Invito a los tres o cuatro lectores de estas Claves a visitar los textos que enumero a continuación, precisamente por efeméride tan discutida.

Adiós a los padres, de Héctor Aguilar Camín: texto cordial y, asimismo, acuciosamente triste: trama absorbente en prosa impecable que nos lleva por los rastros de una familia marcada por un padre ausente, quien regresa, muchos años después, en busca de los hijos. Examen de mi padre, de Jorge Volpi: cronología de la vida y muerte del padre del autor complementado con pasajes autobiográficos, referencias culturales y la situación política de México. Diez lecciones de ‘anatomía comparada’ y un padre conservador, amoroso, jovial y estricto.

La novela de mi padre, texto póstumo de Eliseo Alberto: ‘semblanza paterna’ a partir de los papeles sueltos dejado por el padre: especulaciones en la espiral de la memoria que revelan manías del gran poeta Eliseo Diego y ‘hechicerías textuales’ de su hijo, el novelista Eliseo Alberto. Yo no, del historiador y periodista alemán Joachim Fest, da cuenta de la arraigada convicción de su padre frente al acoso ideológico del régimen nazi y la búsqueda, por sobre todas las cosas, de la unión familiar y el decoro. Orfandad, de Federico Reyes Heroles, traza la relación del hijo con el padre y con el político. Páginas que hacen un retrato íntimo, en los entornos familiares, de uno de los ideólogos más influyentes del México contemporáneo: Jesús Reyes Heroles (1921-1985).

Si se busca bien, en algunas librerías puede encontrarse la conmovedora novela de Rafael Pérez Gay, Nos acompañan los muertos (2009): itinerario de la enfermedad de los padres y el advenimiento de su muerte como una experiencia inmutable.

“La cercanía de la muerte de los padres nos vuelve débiles, neuróticos. Me enfrenté a mí mismo muchas veces en busca de una respuesta ante la decadencia humana y la enormidad de la muerte”, apunta el narrador de esta fábula en que el hijo se convierte en padre.

Rastreando en librerías de saldo, es posible hallar la prodigiosa novela del colombiano Héctor Abad Faciolince, El olvido que seremos (2006): redención afectiva del padre asesinado en Medellín por su determinante lucha en favor de los derechos humanos. La ternura al galope: canto al placer de vivir. Furor sosegado ante la muerte de un hombre (padre) excepcional.

Exorcizar la figura del padre ha sido un desafío que recorre páginas enteras de la literatura: no olvidar las obras de Manrique, Jaime Sabines, Octavio Paz, Franz Kafka, Philip Roth, Martin Amis, Naipul, Vargas Llosa… / No puedo dejar de mencionar a la terriblemente hermosa, conmovedora, triste y tierna novela autobiográfica de Alma Delia Murillo, La cabeza de mi padre: Juan Preciado tiene rostro de mujer.

Catálogo narrativo del padre: muchas veces reverenciado y, asimismo, debatido.

La novela de mi padre
La novela de mi padreFoto: Especial

La novela de mi padre

  • Autor: Eliseo Alberto
  • Género: Novela
  • Editorial: Alfaguara