Libros alegres

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La presencia del articulista, poeta, aforista y ensayista Armando González Torres (Ciudad de México, 1964) en el periodismo cultural mexicano es cardinal. “Lector omnívoro”, como él mismo se define, sus glosas sobre diferentes temáticas literarias y socioculturales son concluyentes. Maestro en el arte de reseñar libros, despliega una erudición prodigiosa sin afectaciones ni poses; he seguido con suma atención su cordial itinerario por revistas y suplementos culturales del país: gracias a él, muchos autores se han sumado a mi biblioteca personal, no desdeño una recomendación suya: sé que está garantizado el deleite ante las palabras edificantes.

Libros alegres (El Tapiz del Unicornio, 2024), de Armando González Torres: compilación de ensayos breves y artículos que se convierten en una suerte de diario intelectual de un lector de mirada acuciante por textos de narrativa, historia, religión y sociología, entre otras temáticas: cuaderno de certezas legítimas en una invitación para participar en una peña literaria íntima en que el estoicismo dialoga con el goce: cada obra comentada abona resonancias que estimulan los andares por la buena letra.

“Desde hace algunos años, descubrí una propensión inconsciente a incluir en mi agenda de lectura un número cada vez mayor de libros y autores que pueden caracterizarse como alegres, es decir, que sin caer en la ingenuidad o la receta inyectan optimismo, aliento y ánimo”, avisa González Torres en la “Bienvenida” del libro. Safo, Whitman, Cervantes, Montaigne y Russell, entre otros, apadrinan e inspiran los folios de Libros alegres: viaje que inicia (“Miel y letras”) con una referencia a Scherazada, quien “no sólo salvó su propia vida, sino que sanó paulatinamente al rey de su desazón y odio al mundo”, para disertar con brevedad categórica sobre el filósofo francés Marc-Alain Ouaknin, que concebía “la lectura como facultad de aminorar los dolores cotidianos y evitar el desplome del individuo ante la calamidad”.

Dos apartados: “Libros alegres” en un transcurrir que va de Irene Vallejo a Pablo D’Ors, de Chantal Maillard a Béla Hamvas, de Robert Nozik a Remo Bodei, de Barbara Ehrenreich a Susan Neiman, de Santiago Beruete a David Farrier...; y “Escrituras tónicas”: inmersión en el cosmos de figuras axiomáticas de las letras, la ciencia y el arte. Teresa de Ávila desde los atisbos de Kate O’Brien, los proverbios de La Rochefoucauld, la formación del filósofo Blaise Pascal, el retrato oscuro de Shakespeare realizado por Samuel Johnson, las confesiones angustiosas de Charles Dickens en sus memorias, la tristeza y dignidad del Jules Renard en la célebre Pelo de Zanahoria, los santorales de Chesterton dedicados a Santo Tomás de Aquino y San Francisco de Asís, el heterónimo Juan de Mairena del poeta Antonio Machado, el joven George Orwell en actividades como criador de animales, cultivador de verduras y jardinero de rosas en la reseña de Las rosas de Orwell de Rebeca Solnit, que nos acerca a gestos inéditos del autor de Rebelión en la granja. Roberto Calasso “que, desde niño, asombraba a sus interlocutores con su erudición” o la “Misiva a Oliver Sack”. / Libros alegres: sortilegios de un reseñista de bondades entrañables.

Portada del libro "Libros alegres"
Portada del libro "Libros alegres"Fotos: Especial

Libros alegres

  • Autor: Armando González Torres
  • Género: Ensayo /Articulo
  • Editorial: El Tapiz del Unicornio, 2024