Carlos Olivares Baró

El poeta Luis Aguilar

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Ha muerto Luis Aguilar (1969 - 2022), el poeta mexicano más cercano a la poesía cubana contemporánea. Estuve con él hace un mes en la Feria Internacional del Libro de Monterrey 2022, donde presentó una antología de la poesía cubana del siglo XX. La poeta cubana Odette Alonso lo considera un hermano, por ella lo conocí. Después, el editor Luis Armenta Malpica me regaló el compendio que hizo de la poesía del cubano Delfín Prats, Exilio transitorio. Voy a extrañar su humor ingenioso y el arrojado ejercicio que hacía de su libertad.

¿Mueren los poetas o se alejan para que su canto perdure? Por más que intento creerlo, no veo a Luis con los ojos cerrados, lo sigo viendo mordaz, inteligente y risueño en los bordes del precipicio. “La poesía es la ficción suprema”: Wallace Stevens. En una conversación que sostuve con Luis, me dijo: “Carlos, yo nací pretencioso y grana, acechado por una voz que venía de la estación de los difuntos, ese espacio de perenne y suspendida sinuosidad celeste. No sé hacer otra cosa más allá de esta insistencia de pretender descubrir el oscuro rumor de las palabras”.

“Siempre hubo algo / :una sombra larga / de lo que no era oscuro /--aunque la oscuridad engendre / luz, ya no consuela--; un texto sin edición /--ni necesitaba; /especie de pergamino viejo / que hecho barcaza / supo que para estar completo / el mar es una trampa. // Porque este náufrago / de océanos ni mareas entiende / --las suyas-- // :sabe que sólo está lo que no ha estado / :lo propio es permanencia de ignorancia y, /aunque parezca, /ni el pretérito perfecto del indicativo / permanece siempre. // [el presente / sabe / sólo lo importante / y queda lejos. Si sirve / de algo, / es para justificar pasiones a un / yo cuando aún no nos pertenece”: poema de Qué bellos los ojos de este idiota (Vaso Roto (2022), donde Luis suscribe: “En el principio no fue el verbo / :fue el miedo”. No puedo imaginarlo con los ojos cerrados: lo veo ahora más que nunca incisivo, perspicaz y radiante en los filos del barranco.

Releo Muchachos que no besan en la boca (Vaso Roto, 2016), el cuaderno en que Luis Aguilar se adentra en las coordenadas de la homosexualidad masculina en Cuba. Diario de viaje, bitácora inundada de añoranzas y, asimismo, un retrato de gestos en que la conmiseración dialoga con la ironía y se enclava en andenes frecuentados por criaturas que “fuman sobre el pasto verde / mientras piensan si el alba les dejara intentar cosas distintas”.

“Conozco muy bien a Cuba: he caminado de un lado a otro, de una sombra a la claridad, de un sosiego a la inquietud, del abandono a la compañía, de la perplejidad al gozo. Ni me acuerdo de todas las veces que el sol me ha dejado huellas en mi piel insomne. Me declaro amante de la sed insaciable, del deseo germinado en el itinerario del malecón habanero, de la lluvia que desciende como un blues sobre las reliquias del polvo. Este poemario está hecho de miradas, de escarceos impúdicos. Advierto, no hay dramatismo ni imploraciones”, me confesó Luis en una entrevista: enumeración de sucesos untados de amores entrelazados.

Me gusta el tono alevoso y agrietado de este libro-orfeón-cántico: los muchachos se columpian allí donde “no hay miedo ni / humillación que no conozcan /pero saben que la venganza de un cuerpo / invadido / está en invadir el cuerpo que lo invade / por eso sin importar poses / --mucho menos posiciones-- /sonríen siempre con la frialdad /inmóvil de los cínicos”. Audaces, conocen bien el pentagrama de “ser deseado”. Aguilar se dio cuenta, esos “muchachos / que no besan en la boca no están hecho de mar /: son el mar / por eso sueñan con volver sin haberse ido”.

No puedo ver a Luis con los párpados caídos. Lo tengo en la memoria con la humedad del beso que me dio en Monterrey cuando presentó la antología Cuba next door: canon y apuesta a la poesía cubana. Sí, los poetas no mueren: sólo se alejan para que su canto permanezca.

Muchachos que no besan en la boca
Muchachos que no besan en la boca
Muchachos que no besan en la boca
Autor: Luis Aguilar
Género: Poesía
Editorial: Vaso Roto