El Salón México, de Copland, y Parker

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Prácticamente, no se programa la música del compositor estadounidense Aaron Copland (1900-1990) en las salas de concierto. El autor de un cuaderno esencial, abecedario de los fundamentos para lograr una ‘escucha íntegra’ a través de un ejercicio activo que propicia familiarizarse con los elementos de la composición: Cómo escuchar la Música (Breviarios, FCE): entre 1955 y 2019 registra 16 reimpresiones. Intérprete, escritor, docente y director de orquesta, legó un catálogo de obras enmarcadas en los índices del folclor y lo popular, además de sublimes piezas de cámara.

Viernes, inicio de septiembre. Tengo deseos de internarme en la prosodia de El Salón México, composición sinfónica en un solo movimiento que recurre a los repertorios del folclor mexicano. El compositor estadounidense la inicia en 1932 y la concluye en 1936. Estructurada en cuatro melodías de gamas variadas, las cuales se sustentan en partituras populares que Copland descubrió en las visitas que realizó a nuestro país. 

Pongo el disco, me arrellano en el sillón y me apresto a escuchar las justas proporciones de motivos melódicos/rítmicos, desde citas de “El palo verde”, “La Jesusita” o “El Mosco”, los cuales, más que una recreación burda de los motivos melódicos de la tradición sonora azteca, el compositor neoyorquino los sintetiza, en influjo de “voluntad neoclásica”: exploración del vigor de una cultura de matices múltiples.

“Me atrae la música mexicana: me inquieta el hálito de su acústica. Salón México, resultado de mi admiración por ese México profundo que me conmueve. No quise citar irreflexivamente canciones populares, intenté disponer un diálogo instrumental de espiritualismo latente”, declaró el autor de la famosa Appalachian Spring, tras el estreno de la pieza en el Teatro de Bellas Artes de la Ciudad de México en agosto de 1937. 

Escucho una grabación de Orquesta Sinfónica Nacional bajo la conducción dinámica de Carlos Miguel Prieto: ascensión en el interludio con jaculatorias briosas de las referencias de la tradición musical mexicana. Sección percutiva en reverberante soplo armónico-rítmico. Sugerente el coloquio que sostiene el violín principal con los alientos de maderas: uno de los más hermosos minutos de las partituras de Copland. 

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El Saxofonista, clarinetista, compositor y director de orquesta Paquito D’Rivera posteó en su muro de Facebook: “Un día como hoy 29 de agosto de 1920, nació Charlie Parker, el saxofonista más influyente de la historia”. Tiene razón el compositor del célebre Concerto venezolano: Charlie Parker (Kansas City, 1920-Nueva York, 1955) llevó el jazz por las rutas de conmutaciones constantes: improvisador en despliegue de frases y figuraciones desde expresivo vibrato de la tonalidad en ascenso/descenso de notas: exploración de una estructura armónica sugerente y provocativa. Pionero del jazz moderno y protagonista del be-bop, estilo caracterizado por el vuelo sonoro que matiza sobre un determinado motivo melódico: un solo de Parker, aventurada conjunción arrebujada por acentuaciones y silencios que configuran una densa y, asimismo, suspicaz sonoridad. Bird sigue volando.

RTL Jazz, La collection, Charlie Parker
RTL Jazz, La collection, Charlie ParkerFoto: Especial

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  • Artista: Charlie Parker
  • Género: Jazz
  • Disquera: Blue Note