Sensemayá de Revueltas y a votar

LAS CLAVES

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Estoy listo para votar mañana. En Cuba, el lugar donde nací, nunca pude participar en unas elecciones libres. La dictadura de 65 años tiene el control de todo el aparato estatal con una Asamblea Nacional: risible congreso de diputados seleccionados por el régimen. Llegué a México hace 42 años, soy orgullosamente mexicano naturalizado, ciudadanía que opté por amor. Tres patrias tengo yo: Cuba, la noche y México o ¿son una las tres? En 2018 participé como presidente de casilla y ahora he sido nombrado funcionario de la Mesa Directiva de una casilla. Asumo con civismo esta designación.

Me preparo escuchando Sensemayá, de Revueltas; Noches en los jardines de España (En el Generalife, Danza lejana, En los jardines de la Sierra de Córdoba), de De Falla; y Sinfonía No. 2 (Allegro non troppo, Adagio non troppo, Allegretto grazioso quasi andantino, Allegro con spirito), de Brahms. Vanguardia mexicana, prosapia andaluza y ‘clasicismo romántico’, respectivamente, en una audición íntima mientras reflexiono sobre mi voto en emociones encontradas por las concluyentes ejecuciones de los fonogramas que he escogido.

Comienzo con Sensemayá, breve poema sinfónico el cual primero se concibe para conjunto de cámara (1937), y después se transcribe para orquesta completa (1938). Una de las grandes piezas de la música mexicana de concierto de briosa concepción rítmica que invoca a la antigua civilización maya desde fragores afroantillanos.

Precisión espiritual en el preludio de las percusiones, glosa de los fagotes y sinuosidad de ritmos sincopados y modulaciones de obsesiva distribución instrumental. Cuernos, trompetas, trombones, clarinete bajo, tuba y fagotes en la construcción de cadencias superpuestas hasta un clímax de florido y frenético fragor.

Ciertos halos stravinskianos y mudanzas de los acentos de la poesía afrocubana de Nicolas Guillén (poema homónimo del libro West Indies Ltd. —1934—, que el cubano subtituló “Canto para matar una culebra”) en las figuraciones de los compases en disparidades de dinámicas enunciaciones y expresivo nervio orquestal. Final que presagia una suerte de ‘asonada musical’ de metafóricos valores tímbricos: complejidades internas en los empalmes instrumentales que dibujan un primitivismo de paradójica y hermosa belleza.

Prosigo con Noche en los jardines de España, música descriptiva/programática que el español compuso inspirado en la arquitectura de un palacio moro de la legendaria ciudad de Granada. Porfiadas cadencias sobre un tambor de flotantes conformidades en las que clarinetes y fagotes juegan un rol determinante. Reflujos de Sheherezada, de Rimski-Korsakov, por los vasos comunicantes entre Rusia, Oriente y Andalucía. Concluyo con Sinfonía No. 2 en re mayor, del más clásico de los músicos románticos, Johannes Brahms. Discurso sinfónico de arrobada melancolía y alegría superpuesta de marcado paralelismo beethoveniano en las conjunciones espirituales, pero no en las tonalidades orquestales. /Estoy listo para el desempeño como escrutador de casilla y expectante por depositar mi voto. De Falla y Brahms me animaron el alma; pero, la prosodia de Revueltas me conminó a asumir el acto de acudir a las urnas desde comprometido espíritu cívico.

Sensemayá / Revueltas
Sensemayá / RevueltasFoto: Especial

Sensemayá / Revueltas

  • Artista: Filarmónica de Los Ángeles
  • Género: Poema Sinfónico
  • Sello: Sony Music