Apagones, la caída del sistema, otra vez

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Urdiales*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Lo público es político por definición. A tres semanas de las elecciones, hay sucesos que, por su impacto, alcance o trascendencia, inciden en el proceso democrático.

La violencia criminal en Morelos, Zacatecas, Tamaulipas o Guanajuato no sorprende. Tampoco la impunidad que sigue al registro de ejecuciones en cervecerías o en una clínica del IMSS. Anarquía sin consecuencia legal, caos convertido en paisaje para la justicia y por tanto para la sociedad.

Sin embargo, las expresiones de fuerza de cárteles o bandas cuando la elección federal se acerca, sí que es un recordatorio oportuno de lo que sucede con la vida pública cuando la ciudadanía renuncia a ejercer su mejor instrumento para castigar o premiar a los políticos, el voto.

Son tres sexenios consecutivos con el tema de la violencia e inseguridad en el centro de muchas agendas. A veces la narrativa oficial se concentra en ellas, a veces la diluye como para hacerlas menos impactantes o de plano, como en el actual sexenio, se opta por otros datos acompañados por criticar a los medios, a los mensajeros y no al mensaje que pervive.

En México se viven niveles muy altos de violencia criminal. Culpa de Calderón o de sus antecesores que cultivaron la explosión de aquellas granadas en la plaza pública de Michoacán un 15 de septiembre que orilló al entonces gobernador izquierdista, Lázaro Cárdenas —luego jefe de asesores del Presidente López Obrador—, a pedir al panista ayuda inmediata del Ejército, para contener el desbordamiento de los delincuentes organizados y empoderados a través de lustros.

Ahora, asesinatos de candidatos, atentados en contra de figuras políticas, hostigamiento a madres buscadoras, cuestionamientos a las feministas, suma de agravios a veinte días de los comicios que construyen una reflexión colectiva. Veremos qué tanto el pueblo se mueve o se resigna ante la oportunidad democrática de virar rumbos.

Pero la violencia no es todo. También pululan otras facturas de un pasado ineficiente. Contingencia ambiental en el Valle de México, escasez de agua y hasta mantos contaminados bajo sospecha de sabotajes. Y eso que las fosas clandestinas en el corazón político del País fueron descartadas con inusitada pericia judicial. Esas variables estacionales también votarán el próximo 2 de junio.

Por cierto. En la anterior entrega registramos la buena marcha de la candidata de Morena al gobierno de Morelos, Margarita González Saravia, a pesar de la mala herencia del gobernador con licencia Cuauhtémoc Blanco.

Pues resulta que a quien no le está pintando bien la cosa, a pesar del prestigio de Mauricio Vila, gobernador de Yucatán, es al exalcalde de Mérida, candidato del PAN, Renán Barrera.

Morena, con Joaquín Díaz Mena, avanza hacia una nueva alternancia en el paradisiaco Yucatán. Ver pintarse de guinda la entidad, sería una de las notas destacadas al finalizar la jornada el primer domingo de junio.

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