En BOA o en bola, amenazas a Morena

SOBRE LA MARCHA

CARLOS URDIALES
CARLOS URDIALES larazondemexico

Morena no cuaja, el movimiento cruje, no hace partido, su estructura es inestable; candidaturas asignadas por democrática tómbola ya no irán lejos sin montar a lomos del Presidente López Obrador y su gran arrastre popular.

Con vestigios de oficio político, los opositores a la 4T, el PAN de Marko Cortés (el chiste se cuenta solo) y las ruinas perredistas perciben la oportunidad para hacer algo y asociarse con un Movimiento Ciudadano, vigorizado por el protagonismo de Enrique Alfaro, el gobernador de Jalisco, a quien AMLO ayer hizo feo fuchi, y articular, juntos, una estrategia que amenace la hegemonía de Morena en San Lázaro.

Sus enclenques liderazgos observan que ahí encontrarán la primera pieza del rompecabezas en el cual el inmenso poder de Andrés Manuel López Obrador encuentre resistencia. Por su parte, el Presidente no cuenta con ningún partido que le garantice nada, sabe que la suerte de su épica transformadora depende exclusivamente de él; sobre sus altos niveles de aprobación Morena y rémoras navegarán.

Por eso las cuitas inmobiliarias de Yeidckol Polevnsky por 365 millones de pesos y su enésima guerra intestina activan instintos opositores. Si Morena luce corrupta, ineficaz, sectaria, ambiciosa e incompetente, sus postulaciones, sin AMLO en boletas, pueden colapsar si PAN, PRD y MC armonizan intereses y compromisos en 100 de los 300 distritos para renovar la Cámara de Diputados.

Movimiento Ciudadano dice por ahora no; mientras al PRD le resta cada vez menos margen para moños. Sea en un Bloque Amplio Opositor (BOA) o simplemente en bola, la fragmentada oposición va por Morena. Y donde sirva, y sus largas colas de corrupciones pasadas se lo permitan, el PRI también jugará a la boa.

En aras de la perdida cohesión panista, el nacimiento de México Libre. Si el partido de Felipe Calderón y Margarita Zavala ve la luz, definirá lo que cada día es más claro, un panismo nominal de Ricardo Anaya y a trasmano, los liderazgos de cepa recia como el de Diego Fernández de Cevallos, de empresarios del norte, occidente y bajío, políticos regionales y asociaciones, ésas sí, conservadoras pero poderosas, para impulsar nominaciones que le den al PAN postalternancia, potencia electoral en zonas que sumadas sean bisagra indispensable para quien ejerza el poder federal.

Con un BOA o en bola, los adversarios a moditos presidenciales, capitalizarán como antes ocurrió en las elecciones de 2006 y 2012, los yerros de López Obrador, sus excesos que a diario abre nuevos flancos y suma opositores con causa.

Por encima del oportunismo electoral que lo mismo le redituó a AMLO como antes al PAN o al PRI, será la terca realidad, amasijo de hechos cotidianos, la que se constituya como principal amenaza para la imperiosa 4T. En bola, los problemas por inseguridad, salud y economías varias, erosionan consistentemente las proyecciones para Morena en las urnas el próximo año.