Economía optimista, no neoliberal. Punto

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Existen temas y discursos relativos, blindados ante la opinión pública en contra de la imprecisión o hasta de la falsedad. En la retórica del Gobierno, el manejo de la pandemia, violencia e inseguridad y la macroeconomía, son asuntos sobre los cuales se puede construir propaganda sin necesidad de demostrar nada.

La memoria popular es discrecional, corta y superficial. Sobre el manejo de la pandemia, la administración federal ha tenido, como todos los gobiernos, aciertos y errores. Sin embargo, en su narrativa, la autocomplacencia dejó sin espacio a la autocrítica, por demás sana y necesaria.

Las voces críticas, no pocas, son descalificadas con consideraciones ideológicas, con acusaciones generalizadas, empaquetadas como enemigas y desechadas. La imprecisión en estimaciones, los excesos verbales, la lisonja hecha ciencia, se alivia con apapachos, el suave manto de frases mandata; dicha y fortuna por contar con Hugo López-Gatell. Punto.

Muertos y dramas particulares, consecuencia del oleaje pandémico y otros daños colaterales, como el desabasto de medicinas, tratamientos y las ganas frustradas de tener un sistema de salud público si no nórdico, al menos como el de algunos ayeres, no refleja otra cosa que las ganas neoliberales de volver a la era de la corrupción, acusa la ceguera de golpistas ante la ventura de los nuevos vientos transformadores. Punto.

En Zacatecas, criminales asesinaron a soldados del Ejército, del pueblo uniformado, no a otros malandros rivales en la disputa por territorios y mercados. Durante enero mataron a cuatro periodistas. Los feminicidios aumentan, los homicidios dolosos se convierten en paisaje noticioso. Unos aquí, otros allá, cosa de todos los días.

El discurso gubernamental fija en el imaginario colectivo abrazos, no balazos; voy derecho, no me quito; atendemos causas desde el origen, no consecuencias. Los feminicidios suben porque antes no se catalogaban así. Mentira; no importa, no pesa. La violencia va a la baja, hay indicadores estadísticos —referente neoliberal con licencia para el caso— ínfimos, pero suficientes para armar discurso; ahí vamos, poco a poco.

Técnicamente —lo cual por definición se opone al juicio subjetivo— estamos en recesión económica al registrar dos trimestres consecutivos con decrecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB). Los pronósticos de crecimiento para este año fueron revisados a la baja, en alguna medida por la variante Ómicron y la ralentización de la expansión en Estados Unidos. La proyección media es que este sexenio México crecerá menos que los sexenios neoliberales.

El Presidente López Obrador preguntó el miércoles, ¿cuál recesión? Se confesó optimista y abrió debate, ¿se imaginan un mandatario pesimista? Apostó a crecer cinco por ciento de aquí a final de su gestión. Y se curó en salud, “van a decir, ya lo perdimos”.

Apostó a que México crecería dos por ciento en 2019 y perdió, perdimos; cayó punto 0.1 por ciento. Y la pandemia en 2020 nos hundió 8 por ciento. Aseguró que en 2021 la economía se recuperaría 6 por ciento, fue 5 por ciento el dato final. ¿Pasa algo? Nada. Punto.

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