Fe confinada

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales Foto: larazondemexico

El gobierno de la CDMX anunció que la Basílica de Guadalupe permanecerá cerrada entre el 10 y 13 de diciembre. El templo mariano más importante del mundo cerrará puertas para evitar que alrededor de 11 millones de feligreses se reúnan a venerar a su Virgen, nómadas católicos esparciendo la pandemia.

López Obrador, fiel a prohibir-prohibir, ratificó su fe en la sabiduría popular, en la contención social espontánea. Presume que su gobierno no es autoritario, no obliga, no confina, no limita. Así es y así nos va. Ciento dos mil muertes y contando; la pandemia repunta. El domingo se reportaron 9,187 nuevos casos, cifra sólo por debajo de la del 1 de agosto (9,556 contagios). Sólo la debacle económica frena otro confinamiento masivo.

Durante el fin de semana, por el código QR, se notificaron cinco mil posibles contactos con 67 casos positivos registrados en la aplicación que el Gobierno de la Ciudad de México instrumenta para rastrear y aislar posibles brotes. Y en los quioscos detectaron mil positivos en tres días.

Claudia Sheinbaum decidió no seguir el juego de su jefe y, junto con la Arquidiócesis Primada de México, la Conferencia del Episcopado Mexicano y la alcaldía Gustavo A. Madero, decidió el cierre de la Basílica de Guadalupe. Quedaron confinados para mejores tiempos y para la intimidad de la fe de cada quien, mañanitas y peregrinaciones, muestras de fervor y devoción.

la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe ha preparado un programa de actividades que se podrán seguir a través de televisión abierta e Internet, así como algunas dinámicas para participar de forma activa a la distancia. El programa se encuentra disponible en la página www.virgendeguadalupe.org.mx.

La expansión de la pandemia no cree en la sapiencia popular ni en la imaginada inmunidad adquirida por simbiosis ideológica. La inédita determinación no prohíbe, para no incordiar al hombre de Palacio; sólo inhibe, a través de echar cerrojo al templo, una concentración infernal de feligreses sin sana distancia que expandan más la pandemia, que no se cansa.

“Este 2020, en particular, ha sido uno de los años más difíciles en la historia de nuestro país, por lo que es de entenderse que, como todos los años, millones de personas deseen acudir a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, en busca de consuelo ante la angustia, desesperación y desamparo que se experimenta por la pandemia y otros males”, manifestaron las autoridades eclesiásticas.

Por lo pronto, el Gobierno hace lo posible para impedir dicha concentración sin par en el mundo. El desafío radica en comunicar y contener hordas de creyentes desinformados o de plano, desafiantes al poder del César por sobre el de Dios.

¿Qué va a hacer Claudia Sheinbaum si, como en el templo de San Hipólito —y mire que no hay comparación en la convocatoria—, la gente decide tomar rumbo hacia la Basílica de Guadalupe? ¿Ceder, como lo hizo con San Judas Tadeo? El 12 de diciembre puede marcar el sexenio de la primera aspirante a suceder a AMLO en 2024.

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