Fea nueva normalidad

SOBRE LA MARCHA

CARLOS URDIALES
CARLOS URDIALES
Por:
  • Carlos Urdiales

El optimismo oficial no permea, la nueva normalidad, exclusiva para el Presidente López Obrador, no contagia esperanza. 

Millones miramos expectantes el inédito semáforo sanitario que maneja datos inciertos. Al frente, el doctor López-Gatell, quemado por su sobreexposición mediática, permanece rehén de sus imprecisiones y juegos verbales. Presenciamos el ocaso de una estrella. 

El subsecretario de Salud encarna la inconsistencia del Gobierno de la 4T. Emite recomendaciones tardías y su jefe es el primero en desatenderlo. Por cierto ¿Investigará la SFP a políticos contagiados de Covid-19 por sospecha de mentir, robar o traicionar? 

En medio de tanta chabacanería, los muertos por Covid-19 se acumulan, se cuentan mal, pero se les llora con precisión. Gobernadores rebeldes señalan que la informática del semáforo sanitario tiene fallas de origen. Yucatán se va con su propio indicador y rebasa a la 4T, se pasa rojo a naranja. En tanto Gobernación intenta conciliar mientras recomienda gotas de nano moléculas de cítricos para exentar cubrebocas y coronavirus. La comedia se expande.

Levantar el ánimo del país se complica cuando millones, carentes de fuente de ingreso, son invisibles ante las cuentas oficiales; si 900 mil empleos formales han desaparecido, más los de junio, que será peor, es peccata minuta, nada que la 4T no vaya a remediar en cosa de meses. O menos. O más. A saber. 

Hay fe porque unos vagones avanzan por la península yucateca tras esenciales banderazos presidenciales; porque el aeropuerto de Santa Lucía, encima de un cementerio de mamuts, vuela; porque Dos Bocas no hace agua en pantanos de Tabasco. Recetas domésticas a prueba frente a la pandemia.

El salario solidario que propuso Coparmex no transita, la convicción anti-rescates de la 4T dicta rotundo no a las prórrogas en el pago de cuotas al IMSS, no a los estímulos fiscales, a la productividad o consolidación de nóminas; mejor becas y subsidios focalizados, llevar apoyos con padrón de beneficiarios quienes serán clientes en las urnas; mejor sembrar árboles o aprender cobrando; que los desempleados se coman hoy, el ahorro para su retiro mañana. Que las empresas velen por sí mismas y los desempleados, también.

Sonrisas sobre estadísticas y gráficas cada noche desde Palacio Nacional confunden; estimaciones oficiales brincan sin pudor, pasan de 6 mil a 35 mil, el confinamiento se extiende de junio a julio a agosto y los gobernadores decretan autonomías sanitarias; al tiempo, el Presidente “toca madera”, que la boca de López-Gatell se haga chicharrón y las muertes no lleguen a 35 mil. Caridad, fe y esperanza guían la nave nacional. 

Un fin que no es fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia mantiene al país improductivo, no paralizado. Anarcos chilangos y tapatíos hicieron de las suyas, las protestas destruyeron patrullas, cajeros, tiendas y mobiliario urbano, mezclaron proclamas contra el racismo en Estados Unidos con la exigencia de justicia para Giovanni López, el hombre muerto a manos de la policía municipal de Ixtlahuacán de los Membrillos, zona conurbada a Guadalajara, Jalisco.

Y sobre la anarquía impera la confusión burocrática, velar por la seguridad pública se confunde con represión, la inseguridad de terceros se asume como provocaciones a las cuales nadie responderá. Caldo de cultivo perverso que revuelve hartazgos con cansancio, impunidad con indolencia, tibieza con politiquería, depresión económica se vuelve social.

La contabilidad fúnebre en México falla y lo reconoce el Presidente López Obrador, pero justifica; las batas blancas se ocupan de salvar vidas no de contar muertos. Día récord con mil 92 muertos fue desmentido, pero no precisado y sin embargo, a la jornada siguiente fueron más de 800 los decesos reportados, ya sin ningún matiz oficial hasta el momento. Total, una mirada inquisitiva sobre esto que resulta importante se tacha desde Palacio Nacional como amarillismo.   

Durante la cuarentena nacional la violencia intrafamiliar creció aun sin el reconocimiento oficial, ojos optimistas piden ver el vaso medio lleno cuando está seco. Y sucio. La violencia criminal sin freno avanzó como siempre, la estadística oficial da cuenta de 80 asesinatos diarios entre el 1 de abril y el 31 de mayo. Así la nueva normalidad.