Feministas conservadoras

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales&nbsp;<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El día de la acción global por un aborto legal y seguro se conmemoró en México y en el mundo. Las marchas más nutridas, vigorosas y hasta desmadrosas se vieron, narraron y apuntaron en la Ciudad de México.

La furia social en Reforma, Alameda o ante la fachada de Palacio Nacional no es exclusiva de las pañuelos verdes o morados. La rabia por agravios sistémicos y a veces, las menos hasta imaginarios, estrella tiro por viaje mobiliario urbano y saquea cuando se puede, lo que se pueda.

¿Extrañarnos porque la protesta juega de local en la ciudad que despenalizó el aborto en el año 2000, gracias a la llamada Ley Robles en referencia a Rosario, la misma que está en la cárcel y en aquel entonces gobernante de la CdMx? ¿Reclamo fuera de lugar?

“Se ha demostrado que impedir el acceso a un aborto legal no solamente no consigue reducir la cantidad de abortos, sino que además obliga a las personas a recurrir a abortos inseguros y, por tanto, poner en peligro su salud y su vida”, recuerda el observatorioviolencia.org con motivo del #28S.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al año se realizan 25 millones de abortos clandestinos –e inseguros–, siendo ésta la tercera causa más habitual de muerte materna del mundo y la causa de cinco millones de discapacidades mayoritariamente evitables. Del mundo.

¿Hay que desconfiar de aquellas que protestan en donde no está penalizada la interrupción del embarazo? ¿Que acaso no la ciudad de los palacios es la caja de resonancia nacional por antonomasia?

Acá –perdón, soy chilango– vienen a protestar maestros de la CNTE que no les pagan en Chiapas, Michoacán, Oaxaca o Guerrero. Aquí, agroindustriales tiran leche, regalan hortalizas imposibles de vender por importaciones depredadoras, o en estos lares los expolicías federales se quejan por su encaje en la Guardia Nacional.

En la ciudad capital del País se pasa lista por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, aquí el desaparecido pero vigente Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) protesta, amenaza y extorsiona; nos toca a los de acá que por la inseguridad nacional se hagan mítines y marchas. ¿Seguimos?

¿Nos deben dar mala espina feministas, brujas de múltiples denominaciones, colectivas vivas y punzantes? ¿Desconfiemos de ellas como de los del SME, de la CNTE, de Antorcha Campesina? ¿Cuándo sí y cuándo no?

En el Zócalo de todos los zócalos tienen lugar las magnas celebraciones patrias como las recientes escenificaciones por el bicentenario de la consumación de la Independencia.

La ciudad que gobernó y proyectó al Presidente López Obrador ejerce su derecho protagónico para escenificar los anhelos de toda la nación. ¿Conservadoras son las que luchan por un aborto legal y seguro? ¿Acaso no serán las más liberales y con ellas los que apoyan su derecho no reconocido a nivel nacional, universal?

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