Buen discurso del Presidente López Obrador al encabezar la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, donde propuso un plan global que garantice vida digna a 750 millones de personas a través de contribuciones voluntarias de los más ricos del planeta.
Pertinente y estricto llamado de atención para que la ONU haga más por los pobres; campanada para salir de su letargo, rutina, formalismo. Una convocatoria para su transformación en un colegiado que denuncie y combata la corrupción en el planeta.
Es necesario, dijo AMLO, un plan mundial de Fraternidad y Bienestar, que se pague con la aportación voluntaria del cuatro por ciento de las fortunas de las mil personas más ricas del mundo, lo mismo por parte de las mil corporaciones más valiosas, y una cuota equivalente al 0.2 por ciento del PIB de las naciones que integran el G-20.
Para ilustrar la inequidad e insensibilidad que hoy apresan al mundo, el Presidente López Obrador expuso: en la pandemia y en la distribución de vacunas, donde el 94 por ciento de los biológicos han sido comercializados por los laboratorios transnacionales, apenas el 6 por ciento se ha repartido a través del mecanismo COVAX de la ONU. Impactante. Implacable.
El mandatario habló de algo que duele al interior de su Gobierno, sin que de eso esté enterado el resto del mundo; la opulencia y la frivolidad como formas de vida de las élites.
Atizó el modelo neoliberal global que socializa pérdidas y privatiza ganancias, que alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de los pueblos.
Oportunidad para amplificar la retórica transformadora, llevarla a una dimensión inédita. Por eso el tabasqueño señaló que corrupción es que tribunales castiguen a quienes no tienen con qué comprar su inocencia, y protejan a potentados y a grandes corporaciones empresariales que roban al erario, que no pagan impuestos.
“Sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones, la política, la moral, la económica, la legal, la fiscal y la financiera, sería insensato omitir que la corrupción es la causa principal de la desigualdad, de la pobreza, de la frustración, de la violencia, de la migración y de graves conflictos sociales”, sentenció AMLO.
Sin embargo, el posicionamiento del Presidente López Obrador tuvo nulo impacto en los medios de información globales. Una búsqueda rápida en los portales de The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times; sitios de cadenas de noticias como CNN, Fox News, CBS y NBC, y ni una mención a la alocución del mexicano.
En el sitio de El País, una mención secundaria debajo de “Santiago Nieto, el investigador protagonista”, y su reemplazo, el “político Pablo Gómez”. En El Clarín de Argentina, nada. Cero.
Queda entonces un mensaje potente para el ámbito doméstico, reiteración de postulados, refrendo de las convicciones del estadista. Beneplácito para sus leales y sorna de sus críticos. Plan de tránsito complejo hacia una nueva y deseada moralidad internacional, a partir de buenas intenciones.